What is the neuroscience behind gratitude?

El Poder Neuronal de la Gratitud y el Dar

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Esa agradable sensación de calidez que te recorre el cuerpo al donar, ser voluntario o simplemente dar las gracias de corazón no es solo una emoción pasajera. Es una reacción tangible de tu cerebro al acto de dar y recibir gratitud. Durante años, hemos intuido el poder transformador de estas prácticas, pero la neurociencia moderna nos ha permitido mirar dentro de la caja negra de nuestro cráneo para comprender los mecanismos exactos que se activan.

El estudio del cerebro en acción, a menudo utilizando técnicas como la resonancia magnética funcional (fMRI), ha revelado que la generosidad y el agradecimiento no son meros conceptos abstractos; tienen correlatos neuronales definidos y consecuencias fisiológicas profundas. Exploraremos a continuación qué ocurre exactamente en tu cerebro cuando practicas estas virtudes y cómo estos cambios se traducen en una cascada de beneficios para tu salud mental, física y social.

How long does it take to rewire brain neuroplasticity?
So, how long it will take to rewire the brain from addiction will be different for each person. According to psychiatric mental health nurse practitioner (PMHNP) Valerie Puffenberger, “It takes months, and often years, to rewire neural pathways.”
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¿Qué Ocurre en tu Cerebro Cuando Das?

Los investigadores han utilizado la fMRI para observar cómo responde el cerebro al acto de dar. Lo que han descubierto es fascinante: dar activa áreas cerebrales asociadas con la recompensa y el placer. Específicamente, desencadena la liberación de oxitocina, un neurotransmisor y hormona conocida por su papel en la conexión social, la confianza y el placer. Es la misma sustancia que se libera durante el abrazo o el vínculo entre madre e hijo. Este 'subidón' de oxitocina no solo te hace sentir bien en el momento, sino que estudios han demostrado consistentemente que la generosidad promueve la felicidad y la alegría a largo plazo. Es un ciclo de retroalimentación positiva: dar te hace sentir bien, lo que te motiva a dar más, reforzando así los circuitos neuronales asociados con el placer y la conexión social.

¿Qué Ocurre en tu Cerebro Cuando Practicas la Gratitud?

La gratitud, por su parte, activa otras regiones clave del cerebro. Estudios de neuroimagen han mostrado una activación significativa en la amígdala y el hipocampo cuando experimentamos sentimientos de agradecimiento. Estas estructuras, fundamentales para la regulación emocional, la memoria y las funciones corporales básicas, se ven influenciadas positivamente por la gratitud. La amígdala, a menudo asociada con el miedo y la ansiedad, parece moderar su respuesta ante la presencia de gratitud, mientras que el hipocampo, crucial para la formación de recuerdos, puede ayudar a consolidar experiencias positivas.

Además de estas áreas, la gratitud también activa circuitos neuronales vinculados a la sensación de bienestar e incluso euforia. Quizás uno de los efectos más notables es su capacidad para regular la producción de cortisol, la principal hormona del estrés. Cuando estamos ansiosos, estresados o asustados, nuestro cerebro libera cortisol, lo que prepara al cuerpo para una respuesta de "lucha o huida". Los sentimientos de gratitud actúan como un contrapeso, ayudando a reducir los niveles de cortisol y, por ende, disminuyendo la ansiedad y el estrés crónico.

Al igual que dar, la gratitud estimula la liberación de neurotransmisores asociados con la felicidad, incluyendo la dopamina y la serotonina. Bajos niveles de estas sustancias están relacionados con la depresión. Practicar la gratitud regularmente puede ser visto como un antidepresivo natural, fomentando sentimientos de satisfacción y placer de manera sostenida.

Más allá del estado de ánimo, la gratitud también influye en nuestras funciones cognitivas. Un estado mental positivo, a menudo cultivado por la gratitud, se asocia con una mayor creatividad, una mente más abierta y un pensamiento más efectivo. Si bien la relación exacta entre el pensamiento positivo y la gratitud es compleja (¿el pensamiento positivo inspira gratitud, o la gratitud desencadena el pensamiento positivo?), lo que está claro es que practicar la gratitud es una estrategia inteligente para mejorar nuestra capacidad de aprender, pensar y recordar, es decir, nuestra función cognitiva general.

La Neurociencia Detrás de los Efectos de la Gratitud

El cerebro posee una habilidad asombrosa para reorganizarse a lo largo de nuestra vida, formando nuevas conexiones neuronales. Este fenómeno se conoce como neuroplasticidad. La gratitud juega un papel fundamental en este proceso. Cada vez que experimentamos o expresamos gratitud, reforzamos las vías neuronales asociadas con las emociones positivas. Con el tiempo, estas vías se vuelven más fuertes y eficientes, haciendo que los sentimientos de gratitud y felicidad sean más accesibles y frecuentes en nuestra vida diaria. Es como entrenar un músculo: cuanto más lo usas, más fuerte se vuelve.

La práctica constante de la gratitud no solo inunda nuestro cerebro con químicos de bienestar de forma temporal, sino que parece inducir cambios estructurales y funcionales a largo plazo. Al regular el cortisol, modera la respuesta del sistema nervioso al estrés, lo que puede tener efectos protectores sobre el cerebro, ya que el estrés crónico puede dañar estructuras como el hipocampo.

La reestructuración cognitiva es otro efecto clave. Al enfocar nuestra atención en los aspectos positivos de nuestra vida, la gratitud nos ayuda a cambiar nuestro patrón de pensamiento de negativo a positivo. Este cambio no es superficial; puede alterar fundamentalmente cómo percibimos el mundo y cómo interactuamos con él. Al practicar la gratitud, entrenamos a nuestro cerebro para ser más sensible y receptivo a la positividad que nos rodea.

What is the science behind practicing gratitude?
When we express gratitude and receive the same, our brain releases dopamine and serotonin, the two crucial neurotransmitters responsible for our emotions, and they make us feel 'good'. They enhance our mood immediately, making us feel happy from the inside.Apr 9, 2019

Estudios de fMRI han confirmado que la gratitud activa la corteza prefrontal, una región cerebral crucial para la toma de decisiones, la regulación emocional, la empatía y el comportamiento social. Esta activación no solo contribuye a los sentimientos inmediatos de contento, sino que también puede mejorar a largo plazo funciones cognitivas superiores y nuestra capacidad para relacionarnos de manera saludable con los demás.

Los Beneficios: Más Allá de un Sentimiento

Ahora que conocemos lo que sucede a nivel cerebral, veamos cómo estos cambios neuronales se manifiestan en beneficios tangibles para nuestra salud:

Promoción de la Buena Salud

Existe una conexión bien establecida entre la gratitud y el bienestar mental y físico. Las hormonas del bienestar liberadas durante los actos de dar y agradecer ayudan a manejar el estrés y a sentirnos felices, lo que a su vez se traduce en más energía, una mentalidad positiva y una mejor calidad del sueño. Un sistema nervioso menos estresado y un estado de ánimo elevado tienen efectos positivos en cascada sobre el sistema inmunológico, cardiovascular y endocrino.

Reducción del Dolor

La regulación de la dopamina, estimulada tanto por el dar como por la gratitud, tiene un efecto analgésico natural. La dopamina es un neurotransmisor implicado en las vías de recompensa del cerebro, pero también juega un papel en la modulación del dolor. Al aumentar los niveles de dopamina de forma natural, la gratitud puede ayudar a nuestro cuerpo a gestionar mejor las sensaciones de dolor.

Mejora del Sueño

La gratitud activa el hipotálamo, una parte del cerebro que regula numerosas funciones corporales, incluido el ciclo sueño-vigilia. El hipotálamo también es responsable de producir oxitocina. Al fomentar la actividad en esta área y promover la relajación (a través de la reducción del cortisol y el aumento de serotonina/dopamina), la gratitud puede ayudarte a conciliar el sueño más fácilmente y a disfrutar de un descanso más reparador. Mantener un diario de gratitud antes de acostarse es una práctica recomendada para mejorar el sueño.

Construcción de Conexiones Sociales

Muchas formas de dar y mostrar gratitud implican la interacción con otros. Estos compromisos sociales positivos tienen múltiples beneficios, como la prevención de la depresión, el aislamiento y la soledad. La oxitocina liberada durante estas interacciones fortalece los lazos sociales y fomenta un sentido de pertenencia y conexión, elementos cruciales para el bienestar humano.

Mejora de la Productividad

Sentirse valorado y reconocido tiene un impacto directo en la motivación y el rendimiento. Los estudios han demostrado que las personas son más productivas cuando sienten que su trabajo y sus contribuciones son apreciados. En el ámbito laboral, los líderes que expresan gratitud hacia sus empleados contribuyen a una mayor retención de personal, un mejor trabajo en equipo y un ambiente laboral más positivo y productivo.

Formas de Cultivar la Gratitud y la Generosidad

La buena noticia es que no necesitas realizar grandes gestos para experimentar estos beneficios. Tanto la gratitud como la generosidad pueden practicarse de maneras simples que, con regularidad, tienen efectos duraderos. Aquí te presentamos algunas ideas:

Actos de Servicio

Servir a otros puede variar desde dedicar tu carrera a ayudar a los demás (como trabajadores de la salud, educadores, primeros respondedores) hasta ser voluntario en una organización local (iglesia, escuela, banco de alimentos, refugio de animales). También puede ser algo tan simple como hacer una tarea doméstica por alguien sin que te lo pida o ayudar a un vecino. Estos actos no solo benefician al receptor, sino que activan los circuitos de recompensa en tu propio cerebro.

Filantropía

La filantropía no se limita a grandes donaciones monetarias. Puede implicar donar tu tiempo (voluntariado), artículos (ropa, alimentos, enseres) o dinero, incluso pequeñas cantidades. Contribuir a una causa en la que crees, en la medida de tus posibilidades, activa la misma sensación de recompensa y propósito que otros actos de dar.

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When we express gratitude and receive the same, our brain releases dopamine and serotonin, the two crucial neurotransmitters responsible for our emotions, and they make us feel 'good'. They enhance our mood immediately, making us feel happy from the inside.Apr 9, 2019

Voluntariado

Donar tu tiempo es especialmente valioso en un mundo donde el tiempo es a menudo nuestro recurso más escaso. Ser voluntario demuestra compromiso y cuidado hacia los demás. Aunque ayuda a quienes reciben la ayuda, también beneficia enormemente al voluntario, creando un sentido de propósito, pertenencia a una comunidad y combatiendo el aislamiento y la depresión.

Prácticas de Autogratitud

La gratitud no solo se dirige hacia afuera; también es vital cultivarla hacia uno mismo.

  • Diario de Gratitud: Dedica unos minutos cada día a escribir las cosas por las que te sientes agradecido. Pueden ser grandes cosas (familia, salud, trabajo) o pequeñas (un bonito amanecer, una buena comida, un momento de calma). Escribir refuerza la sensación de gratitud y te proporciona un recurso positivo para los días difíciles.
  • Afirmaciones de Gratitud: Puedes meditar, decir en voz alta o escribir afirmaciones como "Hoy estoy agradecido por..." y completarla con algo significativo para ti. Es una forma de comenzar el día con una mentalidad positiva.
  • Autocuidado: Mostrar gratitud hacia ti mismo implica cuidarte. Puede ser algo pequeño como disfrutar de tu postre favorito o algo grande como tomarte unas vacaciones. Dedica tiempo a actividades que disfrutes (leer, escuchar música, un masaje), permítete descansar y sé compasivo contigo mismo en los momentos difíciles.

Apreciación Hacia Otros

Aunque tendemos a expresar gratitud en fechas señaladas, hay muchas oportunidades diarias para mostrar aprecio.

  • Actos de Amabilidad: La amabilidad puede tener un efecto dominó. Sostener una puerta, ceder el paso en el tráfico o en la cola del supermercado, o simplemente ser educado y evitar la rudeza innecesaria son formas de mostrar gratitud indirecta por la convivencia social. Evitar reacciones negativas y buscar soluciones constructivas, incluso en situaciones frustrantes, es un acto de amabilidad que beneficia a todos.
  • Afecto Físico: Un abrazo cálido, un apretón de manos sincero o un toque suave en el brazo (si es apropiado y bienvenido) pueden transmitir gratitud y aprecio. El contacto físico libera oxitocina, fortaleciendo el vínculo y proporcionando beneficios emocionales y físicos, como la reducción del estrés y la mejora del sistema inmunológico.
  • Regalo de Tiempo: Ofrecer tu atención indivisa a alguien es una forma poderosa de mostrar aprecio. Pasar tiempo de calidad, ya sea en una conversación, compartiendo una comida o simplemente estando presente, demuestra que valoras a la otra persona.
  • Dar Regalos: No tienen por qué ser caros o materiales. Un café sorpresa, galletas caseras o una lista de reproducción de música pueden alegrar el día de alguien. El acto de dar, desde la concepción de la idea hasta la entrega, genera sentimientos positivos tanto en el que da como en el que recibe.
  • Notas de Aprecio: Un simple "gracias" o "estaba pensando en ti" puede tener un impacto enorme, especialmente en tiempos de mayor aislamiento. Ya sea una nota escrita a mano, un mensaje de texto, un correo electrónico o una llamada telefónica, expresar verbalmente o por escrito tu aprecio refuerza la conexión y hace que la otra persona se sienta valorada. No te presiones a encontrar las palabras perfectas; la sinceridad es lo que cuenta. Un simple "¡Gracias por ser tú!" puede ser muy poderoso.

Preguntas Frecuentes sobre la Gratitud y el Cerebro

¿Qué químicos libera la gratitud?

La gratitud estimula principalmente la liberación de dopamina y serotonina, dos neurotransmisores asociados con el placer, la felicidad y el bienestar. También puede influir indirectamente en la liberación de oxitocina a través de la conexión social que a menudo acompaña a la expresión de gratitud. Además, ayuda a regular a la baja la producción de cortisol, la hormona del estrés.

¿Puede la práctica de la gratitud cambiar el cerebro?

Sí, absolutamente. Gracias al fenómeno de la neuroplasticidad, la práctica regular de la gratitud puede reorganizar el cerebro. Fortalece las vías neuronales asociadas con las emociones positivas, mejora la conectividad en áreas cerebrales clave como la corteza prefrontal, el hipocampo y la amígdala, y entrena al cerebro para ser más receptivo a la positividad. Estos cambios pueden llevar a mejoras a largo plazo en el estado de ánimo, la resiliencia al estrés y la función cognitiva.

¿Cuánto tiempo se necesita practicar la gratitud para ver resultados?

Algunos estudios sugieren que incluso una práctica corta, como escribir un diario de gratitud durante unas pocas semanas, puede empezar a mostrar cambios en la actividad cerebral y reportar beneficios en el estado de ánimo. Sin embargo, como con cualquier forma de entrenamiento, la consistencia es clave. Los efectos más profundos y duraderos sobre la estructura y función cerebral, así como los beneficios para la salud, se observan con una práctica regular y sostenida a lo largo del tiempo.

La neurociencia nos ofrece una visión científica del porqué la gratitud y el dar se sienten tan bien y son tan beneficiosos. No son solo sentimientos agradables; son acciones que activan poderosos mecanismos biológicos en nuestro cerebro, mejorando nuestra salud, fortaleciendo nuestras relaciones y aumentando nuestro bienestar general. Incorporar la gratitud y la generosidad en nuestra vida diaria es, sin duda, una de las inversiones más inteligentes que podemos hacer para nuestro cerebro y nuestra felicidad.

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Jesús Porta Etessam

Soy licenciado en Medicina y Cirugía y Doctor en Neurociencias por la Universidad Complutense de Madrid. Me formé como especialista en Neurología realizando la residencia en el Hospital 12 de Octubre bajo la dirección de Alberto Portera y Alfonso Vallejo, donde también ejercí como adjunto durante seis años y fui tutor de residentes. Durante mi formación, realicé una rotación electiva en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center.Posteriormente, fui Jefe de Sección en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid y actualmente soy jefe de servicio de Neurología en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Tengo el honor de ser presidente de la Sociedad Española de Neurología, además de haber ocupado la vicepresidencia del Consejo Español del Cerebro y de ser Fellow de la European Academy of Neurology.A lo largo de mi trayectoria, he formado parte de la junta directiva de la Sociedad Española de Neurología como vocal de comunicación, relaciones internacionales, director de cultura y vicepresidente de relaciones institucionales. También dirigí la Fundación del Cerebro.Impulsé la creación del grupo de neurooftalmología de la SEN y he formado parte de las juntas de los grupos de cefalea y neurooftalmología. Además, he sido profesor de Neurología en la Universidad Complutense de Madrid durante más de 16 años.

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