What is the Libet experiment neuroscience and free will?

El Experimento de Libet y el Libre Albedrío

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La controversia sobre si el libre albedrío existe tiene una historia muy larga, extendiéndose a través de siglos de debate filosófico y teológico. Sin embargo, la discusión parece estar más viva que nunca en la actualidad. La supuesta noticia de que el libre albedrío es una ilusión ha llegado a los medios de comunicación, y algunas investigaciones sugieren que esta idea puede tener una influencia negativa en el comportamiento de las personas. De hecho, investigaciones recientes indican que creer o no en el libre albedrío tiene un efecto significativo en nuestras vidas, impactando desde nuestro comportamiento social y la forma en que evaluamos las acciones de otros, hasta procesos neurocognitivos básicos. Dada la magnitud de estas consecuencias, es crucial examinar cuán bien fundamentadas están las afirmaciones sobre la existencia o inexistencia del libre albedrío.

Durante siglos, el debate sobre el libre albedrío estuvo confinado a los reinos de la filosofía y la teología. Solo relativamente hace poco tiempo, el libre albedrío comenzó a abordarse empíricamente utilizando la metodología de la neurociencia. El primer intento serio de abordar este tema con un enfoque experimental fue realizado por Benjamin Libet.

What is the Libet experiment neuroscience and free will?
In the seminal Libet experiment (Libet et al., 1983), unconscious brain activity preceded the self-reported, conscious intention to move. This was repeatedly interpreted as challenging the view that (conscious) mental states cause behavior and, prominently, as challenging the existence of free will.
Índice de Contenido

El Experimento Clásico de Libet

En su experimento seminal, Libet se propuso investigar si la intención consciente de actuar estaba precedida por procesos cerebrales inconscientes. Este experimento ha sido visto como un desafío directo a una intuición fuerte y común sobre el libre albedrío: la idea de que, al menos a veces, depende de nosotros lo que decidimos y que nuestras decisiones e intenciones conscientes son causalmente relevantes para lo que hacemos. La mayoría de las personas tienen la firme convicción de que pueden elegir entre diferentes opciones (por ejemplo, pedir pizza en lugar de pasta) y, aunque admiten que sus decisiones pueden estar influenciadas por factores fuera de su control (como el hambre), intuitivamente rechazan la idea de que sus decisiones sean *solo* producto de cosas sobre las que no tienen control alguno.

El experimento de Libet implicaba pedir a los participantes que realizaran un movimiento simple y espontáneo (como flexionar una muñeca) en el momento que desearan. Mientras tanto, se registraba su actividad cerebral mediante electroencefalografía (EEG) y se les pedía que reportaran el momento exacto en que se volvieron conscientes de su intención o deseo de moverse, utilizando un reloj modificado que mostraba un punto que se movía rápidamente. Los resultados fueron sorprendentes y provocaron un debate masivo: Libet encontró que la actividad cerebral preparatoria para el movimiento, conocida como el "potencial de preparación" (readiness potential), aparecía varios cientos de milisegundos *antes* de que los participantes reportaran ser conscientes de su decisión de moverse.

La Contribución de la Neurociencia al Debate

La principal contribución de la neurociencia al debate sobre el libre albedrío ha girado en torno a la cuestión de si las decisiones conscientes pueden predecirse a partir de la activación cerebral que las precede. Este aspecto ha captado una enorme atención, incluso en la prensa popular. Quizás esto se deba a que muchas personas encuentran la evidencia neurocientífica que cuestiona el libre albedrío más convincente que los argumentos metafísicos. Además, la formulación de una especie de determinismo neural es mucho más fácil de comprender que los argumentos filosóficos tradicionales sobre el determinismo y el libre albedrío. La discusión filosófica abstracta sobre si seres con libre albedrío pueden existir en un universo determinista es reemplazada por la pregunta más concreta de si nuestras decisiones conscientes pueden predecirse a partir de la actividad neural precedente y si tenemos algún control sobre lo que decidimos.

Estudios posteriores han utilizado técnicas más avanzadas, como grabaciones intracraneales en humanos y fMRI, para explorar esta cuestión. Por ejemplo, un influyente estudio de fMRI incluso afirmó poder predecir la elección de los participantes entre dos botones varios segundos antes de que fueran conscientes de su decisión. Estos hallazgos, en la línea del experimento original de Libet, parecen sugerir que la sensación consciente de decidir es un subproducto o una justificación posterior de procesos cerebrales que ya han iniciado la acción.

¿Ha Demostrado la Neurociencia que el Libre Albedrío es una Ilusión?

La pregunta central que surge de los experimentos tipo Libet es si realmente demuestran que el libre albedrío es una ilusión. Evaluar la contribución de la neurociencia a este debate requiere un esfuerzo conjunto entre la filosofía y la neurociencia. No se trata solo de determinar si el libre albedrío existe o no, ni de debatir las diferentes posiciones filosóficas al respecto. El objetivo principal es evaluar la validez del desafío neurocientífico que ha sido presentado por las tareas tipo Libet y, tras 35 años de discusión, integrar los hallazgos y desarrollar una interpretación más actualizada de los resultados.

Críticas y Desafíos al Experimento de Libet

A pesar de su impacto, el experimento de Libet y sus interpretaciones no han estado exentos de críticas. Se han planteado numerosos desafíos tanto metodológicos como conceptuales a la tarea. Algunos de estos desafíos cuestionan la validez del procedimiento experimental en sí mismo, mientras que otros se centran en la interpretación de los resultados.

Por ejemplo, se ha argumentado sobre la fiabilidad del reporte subjetivo del momento de la intención. ¿Es preciso el momento que los participantes reportan? ¿Podría haber confusión entre la intención de *planificar* el movimiento y la intención de *ejecutarlo* en un momento específico? Otros críticos señalan que el potencial de preparación no es necesariamente un compromiso firme con una acción específica, sino más bien una señal general de preparación motora o incluso de expectación. Podría representar la preparación del cerebro para *cualquier* movimiento posible, en lugar del inicio de *esa* acción concreta.

Además, el tipo de acción estudiada por Libet (un movimiento simple y espontáneo) es muy diferente de las decisiones complejas de la vida real (como elegir una carrera o votar). ¿Podemos generalizar los hallazgos de una tarea tan artificial a la rica y variada gama de decisiones humanas?

Hacia Nuevas Interpretaciones

Basándose en la discusión de la literatura y en modelos de decisión muy recientes, se están desarrollando interpretaciones alternativas a los resultados de Libet. Algunas de estas interpretaciones sugieren que el potencial de preparación podría reflejar la acumulación de evidencia neural que precede a la formación de una decisión, en lugar de la decisión inconsciente en sí misma. La conciencia de la intención podría surgir en un punto de no retorno en este proceso de acumulación, justo antes de la ejecución de la acción. Desde esta perspectiva, el cerebro no está decidiendo inconscientemente por adelantado, sino preparándose para una acción que será confirmada o iniciada por la conciencia.

Comparando Perspectivas

Podemos resumir las principales perspectivas sobre el experimento de Libet de la siguiente manera:

PerspectivaInterpretación del Potencial de PreparaciónImplicación para el Libre Albedrío
Interpretación Clásica (Libet)Inicio inconsciente de la acción, precede a la conciencia de la intención.Desafía la idea de que la conciencia inicia la acción; sugiere que el libre albedrío podría ser una ilusión o limitado a un 'veto'.
Críticas Metodológicas/ConceptualesArtefacto, preparación general, problema de medición del tiempo de la intención.Cuestiona la validez de la conclusión de Libet; el potencial no prueba el inicio inconsciente de la decisión específica.
Interpretaciones Modernas (Acumulación de Evidencia)Acumulación gradual de actividad neural que lleva a un umbral de decisión.No necesariamente prueba la falta de libre albedrío; la conciencia podría ser crucial en el proceso de llegar a un umbral o en ejercer control.

Preguntas Frecuentes sobre el Experimento de Libet y el Libre Albedrío

¿Qué es el experimento de Libet?

Es un experimento neurocientífico clásico diseñado para investigar la relación temporal entre la actividad cerebral preparatoria para una acción, la conciencia de la intención de realizar esa acción y la ejecución real de la acción.

¿Qué encontró Benjamin Libet en su experimento?

Encontró que la actividad cerebral (el potencial de preparación) que precede a un movimiento voluntario aparece varios cientos de milisegundos antes de que la persona sea consciente de su intención o deseo de realizar ese movimiento.

¿Significa el experimento de Libet que no tenemos libre albedrío?

Esta es la interpretación más controvertida y debatida. Algunos argumentan que sí, ya que parece indicar que las decisiones se inician inconscientemente antes de que seamos conscientes de ellas. Otros, sin embargo, critican el experimento y sugieren interpretaciones alternativas que no descartan completamente el libre albedrío.

¿Cuáles son las principales críticas al experimento de Libet?

Las críticas incluyen dudas sobre la precisión del reporte subjetivo del momento de la intención, si el potencial de preparación realmente representa el inicio de una decisión específica (en lugar de preparación general), y si las tareas simples y artificiales utilizadas son representativas de las decisiones complejas de la vida diaria.

¿Cómo ha evolucionado la investigación desde Libet?

Investigadores posteriores han utilizado técnicas como fMRI y grabaciones intracraneales para intentar predecir decisiones a partir de la actividad cerebral. También ha habido un esfuerzo significativo por parte de filósofos y neurocientíficos para reinterpretar los hallazgos a la luz de nuevos modelos teóricos, como los modelos de acumulación de evidencia.

Conclusión

El experimento de Libet fue pionero al llevar el antiguo debate sobre el libre albedrío al laboratorio de neurociencia. Sus resultados, que sugirieron que la actividad cerebral inconsciente precede a la conciencia de la intención de actuar, lanzaron un desafío significativo a nuestra intuición común sobre el control consciente de nuestras acciones. Aunque el experimento ha sido objeto de intensas críticas y reinterpretaciones a lo largo de las décadas, ha sido fundamental para estimular la investigación neurocientífica sobre la toma de decisiones y la naturaleza de la conciencia. Hoy en día, la discusión continúa, integrando perspectivas desde la filosofía y la neurociencia para comprender mejor la compleja relación entre nuestro cerebro, nuestra conciencia y la sensación de que somos los autores de nuestras propias acciones. Lejos de ser una cuestión resuelta, el enigma del libre albedrío, iluminado por la neurociencia, sigue siendo uno de los desafíos más fascinantes para nuestra comprensión de nosotros mismos.

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Jesús Porta Etessam

Soy licenciado en Medicina y Cirugía y Doctor en Neurociencias por la Universidad Complutense de Madrid. Me formé como especialista en Neurología realizando la residencia en el Hospital 12 de Octubre bajo la dirección de Alberto Portera y Alfonso Vallejo, donde también ejercí como adjunto durante seis años y fui tutor de residentes. Durante mi formación, realicé una rotación electiva en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center.Posteriormente, fui Jefe de Sección en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid y actualmente soy jefe de servicio de Neurología en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Tengo el honor de ser presidente de la Sociedad Española de Neurología, además de haber ocupado la vicepresidencia del Consejo Español del Cerebro y de ser Fellow de la European Academy of Neurology.A lo largo de mi trayectoria, he formado parte de la junta directiva de la Sociedad Española de Neurología como vocal de comunicación, relaciones internacionales, director de cultura y vicepresidente de relaciones institucionales. También dirigí la Fundación del Cerebro.Impulsé la creación del grupo de neurooftalmología de la SEN y he formado parte de las juntas de los grupos de cefalea y neurooftalmología. Además, he sido profesor de Neurología en la Universidad Complutense de Madrid durante más de 16 años.

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