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La VTA: Cerebro, Placer y Recompensa

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Desde los pequeños gustos diarios hasta las grandes pasiones que impulsan nuestras vidas, el placer y la motivación son fuerzas poderosas que guían nuestro comportamiento. Pero, ¿dónde reside exactamente esta capacidad en nuestro cerebro? ¿Qué circuitos neuronales se activan cuando experimentamos satisfacción o deseamos algo intensamente? La respuesta a estas preguntas nos lleva a explorar una región crucial en lo profundo de nuestro encéfalo: el área tegmental ventral (VTA), el epicentro del llamado “circuito de recompensa cerebral”.

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Este circuito es mucho más que la simple sensación de placer; es un sistema fundamental para la supervivencia y el aprendizaje, que nos impulsa a repetir acciones beneficiosas, como comer cuando tenemos hambre, beber cuando tenemos sed o buscar interacciones sociales. La VTA juega un papel protagónico en esta red compleja, actuando como la fuente principal de neuronas que liberan un neurotransmisor clave: la dopamina. Entender la VTA y sus conexiones es esencial para comprender no solo el placer natural, sino también la base de condiciones como la adicción, la depresión y ciertos trastornos neurológicos.

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El Circuito de Recompensa Cerebral: Más Allá del Placer Inmediato

El concepto de “circuito de recompensa” se refiere a una red de estructuras cerebrales interconectadas que procesan la información sobre estímulos placenteros o reforzantes. Su función principal es motivarnos a buscar y repetir conductas que son vitales para la supervivencia y el bienestar. Aunque a menudo se asocia solo con el placer, su rol es más amplio e incluye la motivación, el aprendizaje asociativo (vincular una acción con una recompensa) y la toma de decisiones basada en la valoración de resultados.

Las principales estructuras que componen este circuito incluyen el área tegmental ventral (VTA), el núcleo accumbens y la corteza prefrontal (especialmente la corteza prefrontal medial y orbitofrontal). La VTA actúa como el punto de partida, enviando proyecciones dopaminérgicas masivas al núcleo accumbens (formando la vía mesolímbica) y a la corteza prefrontal (formando la vía mesocortical). El núcleo accumbens es crucial para la motivación y la acción dirigida a metas, mientras que la corteza prefrontal está involucrada en la planificación, la toma de decisiones y la evaluación del valor de la recompensa.

Cuando experimentamos algo gratificante, como comer algo delicioso o lograr un objetivo, las neuronas de la VTA se activan y liberan dopamina en estas áreas objetivo. Esta liberación de dopamina refuerza la conducta que llevó a la recompensa, aumentando la probabilidad de repetirla en el futuro. Este sistema es increíblemente eficiente para aprender qué es bueno para nosotros, desde encontrar comida hasta desarrollar habilidades sociales.

La VTA: El Corazón Dopaminérgico del Sistema

El área tegmental ventral (VTA) es una pequeña pero poderosa región ubicada en el tronco encefálico, una parte evolutivamente antigua de nuestro cerebro. Es la fuente principal de las neuronas dopaminérgicas que se proyectan a vastas áreas del cerebro anterior, incluyendo el núcleo accumbens, la amígdala (involucrada en las emociones) y diversas partes de la corteza cerebral. Estas proyecciones son fundamentales para funciones como la motivación, el deseo, el aprendizaje por recompensa y la asignación de valor afectivo a experiencias.

La dopamina, liberada por los axones de las neuronas de la VTA, no solo media el placer, sino que es crucial para la anticipación de la recompensa y la señalización del error de predicción de recompensa. Esto significa que el sistema se activa no solo cuando obtenemos lo esperado, sino también, y de manera particularmente fuerte, cuando obtenemos una recompensa inesperada o mayor de lo previsto. Esta señal ayuda al cerebro a actualizar sus modelos del entorno y a aprender de manera más eficiente.

Además de su papel en los comportamientos naturales, las neuronas de la VTA son sitios de acción para muchas sustancias que alteran la mente. Fármacos utilizados en el tratamiento de trastornos psiquiátricos (como los antipsicóticos) y neurológicos (como los antiparkinsonianos) interactúan con el sistema dopaminérgico originado en la VTA. De manera más notoria, las drogas psicoactivas como la cocaína, el éxtasis y el LSD secuestran este circuito, provocando liberaciones masivas y prolongadas de dopamina que conducen a sensaciones intensas (aunque a menudo artificiales y dañinas) de placer y euforia, sentando las bases para la adicción.

Desvelando la Complejidad: Nuevos Hallazgos en la VTA

Durante mucho tiempo, se ha estudiado la VTA y sus proyecciones, pero obtener una imagen detallada de la anatomía celular individual de sus neuronas ha sido un desafío técnico considerable. Un trabajo reciente llevado a cabo por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) ha logrado un avance significativo en esta área, proporcionando la primera descripción detallada de los diferentes tipos de neuronas dopaminérgicas dentro de la VTA y cómo se organizan.

Contrariamente a algunas expectativas previas, el estudio reveló que la VTA no contiene un único tipo homogéneo de neuronas dopaminérgicas, sino que existen varios subtipos. Cada uno de estos subtipos neuronales posee patrones de proyección únicos, formando circuitos distintos con diferentes regiones del cerebro. Esto es un hallazgo de gran importancia, ya que sugiere que la VTA no opera como una unidad monolítica, sino como una colección de subcircuitos especializados, cada uno potencialmente contribuyendo de manera diferente a las funciones generales del sistema de recompensa.

La investigadora Lucía Prensa señala que este descubrimiento implica que “los efectos de los distintos fármacos y drogas podrían afectar a cada tipo neuronal de modo diferente”. Esta diferenciación anatómica y funcional de las neuronas de la VTA tiene profundas implicaciones para nuestra comprensión de cómo operan estos circuitos en la salud y la enfermedad, y abre nuevas vías para el desarrollo de tratamientos más específicos y efectivos.

Implicaciones Clínicas y Farmacológicas

La comprensión detallada de la diversidad neuronal dentro de la VTA es crucial para la neurofarmacología y la medicina. Si diferentes tipos de neuronas en la VTA controlan distintos aspectos de la motivación, el placer o el aprendizaje, entonces los tratamientos que actúan sobre la dopamina podrían ser afinados para dirigirse solo a los subtipos neuronales relevantes para una condición específica.

Por ejemplo, en la enfermedad de Parkinson, que implica la degeneración de neuronas dopaminérgicas (principalmente en la sustancia negra, pero el sistema de recompensa también está afectado, contribuyendo a síntomas no motores como la apatía), o en la esquizofrenia, donde hay una desregulación dopaminérgica, comprender la especificidad de los circuitos de la VTA podría permitir el diseño de fármacos que modulen selectivamente la actividad de ciertos subtipos neuronales sin afectar a otros, minimizando así los efectos secundarios indeseados.

De manera similar, en el campo de la adicción, las drogas de abuso secuestran el circuito de recompensa de maneras complejas. Saber que diferentes tipos de neuronas de la VTA se proyectan a distintas áreas cerebrales implicadas en diferentes aspectos de la adicción (por ejemplo, el ansia, el refuerzo, la abstinencia) podría permitir el desarrollo de terapias dirigidas que interrumpan los circuitos patológicos sin afectar las funciones saludables del sistema de recompensa.

Mirando con Nuevos Ojos: La Técnica Revolucionaria

La razón por la que ha sido tan difícil obtener esta vista detallada de las neuronas de la VTA radica en la complejidad de sus proyecciones. Los axones, las prolongaciones que transmiten información de una neurona a otra, pueden ser extremadamente largos y ramificados, extendiéndose por grandes distancias dentro del cerebro. Visualizar el recorrido completo de un solo axón, desde el cuerpo celular hasta todas sus terminaciones, es un desafío técnico formidable.

El equipo de la UAM empleó una técnica novedosa y sofisticada conocida como transfección in vivo de neuronas individuales. Esta técnica les permitió marcar y visualizar el axón completo de una sola célula neuronal en su entorno natural dentro del cerebro, superando las limitaciones de los métodos anteriores que solo permitían ver fragmentos de las proyecciones.

Esta capacidad de trazar circuitos neuronales individuales con una resolución sin precedentes es, como señala el investigador Francisco Clascá, “el sueño de Santiago Ramón y Cajal hecho realidad”. Ramón y Cajal, el padre de la neurociencia moderna, revolucionó nuestra comprensión del cerebro al visualizar neuronas individuales y sus conexiones a principios del siglo XX utilizando técnicas de tinción. Sin embargo, incluso con sus métodos geniales, seguir el rastro completo de axones muy largos era prácticamente imposible. La nueva técnica representa un salto cualitativo en nuestra capacidad para mapear la conectividad cerebral a nivel de célula única, abriendo la puerta a una comprensión mucho más profunda de cómo se organizan y funcionan los circuitos neurales complejos, como el de la recompensa.

Este avance metodológico, aplicado al estudio de la VTA, no solo ha revelado la diversidad neuronal de esta área, sino que también demuestra el potencial de la técnica para investigar otros sistemas cerebrales clave. El laboratorio de la UAM ya está utilizando esta herramienta en el marco del proyecto multinacional Human Brain Project-EU Flagship, un ambicioso esfuerzo por construir un modelo digital del cerebro humano, lo que subraya la importancia de esta investigación a nivel global.

Comparando las Vías Dopaminérgicas Principales Originadas en la VTA

Aunque la investigación específica se centra en los tipos de neuronas, estas neuronas dan origen a las principales vías dopaminérgicas involucradas en el circuito de recompensa. Es útil entender sus destinos y funciones generales:

Vía DopaminérgicaOriginada enProyecta haciaFunciones Clave
MesolímbicaÁrea Tegmental Ventral (VTA)Núcleo Accumbens, Amígdala, HipocampoRecompensa, Placer, Motivación, Emoción, Memoria asociada a recompensa
MesocorticalÁrea Tegmental Ventral (VTA)Corteza Prefrontal (medial y orbitofrontal), Corteza Cingulada AnteriorFunciones Ejecutivas, Motivación, Planificación, Memoria de Trabajo, Regulación Emocional

El descubrimiento de subtipos neuronales dentro de la VTA con proyecciones distintas sugiere que, quizás, diferentes tipos de neuronas VTA contribuyen de manera predominante a la vía mesolímbica o mesocortical, o incluso forman sub-vías dentro de ellas con funciones aún más específicas. Esto añade una capa de complejidad fascinante a nuestra comprensión del sistema de recompensa.

Preguntas Frecuentes sobre la VTA y el Placer

Aquí respondemos algunas preguntas comunes sobre el área tegmental ventral, la dopamina y el sistema de recompensa:

¿La VTA es la única parte del cerebro responsable del placer?
No. La VTA es un componente clave del circuito de recompensa cerebral, que es fundamental para la motivación, el deseo y el refuerzo de conductas. La sensación subjetiva de placer es una experiencia compleja que involucra la interacción de múltiples áreas cerebrales, incluyendo el núcleo accumbens, la corteza prefrontal, la amígdala y otras regiones, todas influenciadas por la actividad dopaminérgica que se origina en gran parte en la VTA.

¿Qué diferencia hay entre la dopamina y el placer?
La dopamina no es el placer en sí mismo, sino más bien un neurotransmisor que señaliza la importancia de un estímulo o acción y motiva la búsqueda de recompensas. Está más relacionada con el deseo, la motivación y el aprendizaje asociado a la recompensa que con la experiencia hedónica (el “gusto”) del placer. La liberación de dopamina refuerza las conductas, lo que indirectamente lleva a la búsqueda de experiencias placenteras, pero la sensación de placer puede involucrar otros sistemas de neurotransmisores, como los opioides.

¿Cómo afectan las drogas de abuso a la VTA?
Las drogas de abuso, como la cocaína o las anfetaminas, incrementan drásticamente los niveles de dopamina en el circuito de recompensa, actuando directamente o indirectamente sobre las neuronas de la VTA y sus proyecciones. Esto provoca una activación masiva del sistema de recompensa, generando una euforia intensa que refuerza potentemente el consumo de la droga, llevando a la adicción.

¿El descubrimiento de diferentes tipos de neuronas en la VTA cambia nuestra visión de la adicción?
Sí, potencialmente. Si diferentes subtipos neuronales en la VTA controlan distintos aspectos del circuito de recompensa, comprender esta diversidad podría ayudar a explicar por qué la adicción es tan compleja y multifacética. Permitiría investigar si ciertos subtipos neuronales son más vulnerables a los efectos de las drogas o si están involucrados en diferentes fases o aspectos de la adicción (por ejemplo, el ansia vs. la abstinencia). Esto podría guiar el desarrollo de tratamientos más dirigidos.

¿Cómo se visualizan neuronas tan pequeñas y con axones tan largos?
La técnica utilizada en el estudio de la UAM, la transfección in vivo de neuronas individuales, implica introducir material genético en neuronas específicas en el cerebro vivo para que produzcan proteínas fluorescentes. Estas proteínas marcan toda la neurona, incluyendo su cuerpo celular y, crucialmente, todo el árbol axonal, no importa cuán largo y ramificado sea. Luego, se pueden utilizar técnicas de microscopía avanzada para reconstruir la forma completa de la neurona y seguir el recorrido de su axón.

Conclusión

El área tegmental ventral es una pieza central en el complejo rompecabezas de la motivación, el deseo y el placer. Su papel como la principal fuente de dopamina en el circuito de recompensa la convierte en una región fundamental para comprender tanto los comportamientos naturales dirigidos a la recompensa como las patologías asociadas a su disfunción, como la adicción y ciertos trastornos psiquiátricos y neurológicos.

La reciente investigación de la Universidad Autónoma de Madrid, que revela la existencia de múltiples tipos de neuronas dopaminérgicas dentro de la VTA con proyecciones cerebrales distintas, añade una nueva y fascinante capa de complejidad a nuestra comprensión. Este hallazgo, hecho posible gracias a técnicas de vanguardia que permiten visualizar circuitos neuronales a un nivel de detalle sin precedentes –un verdadero legado del sueño de Ramón y Cajal–, no solo profundiza nuestro conocimiento de la anatomía funcional del cerebro, sino que también abre prometedoras vías para el desarrollo de tratamientos más específicos y efectivos para una amplia gama de condiciones que afectan el circuito de recompensa.

La investigación en la VTA continúa, y cada nuevo descubrimiento nos acerca un paso más a desentrañar los intrincados mecanismos neuronales que subyacen a algunos de los aspectos más fundamentales de la experiencia humana: la capacidad de sentir placer, de ser motivados por el deseo y de aprender de nuestras interacciones con el mundo.

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Jesús Porta Etessam

Soy licenciado en Medicina y Cirugía y Doctor en Neurociencias por la Universidad Complutense de Madrid. Me formé como especialista en Neurología realizando la residencia en el Hospital 12 de Octubre bajo la dirección de Alberto Portera y Alfonso Vallejo, donde también ejercí como adjunto durante seis años y fui tutor de residentes. Durante mi formación, realicé una rotación electiva en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center.Posteriormente, fui Jefe de Sección en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid y actualmente soy jefe de servicio de Neurología en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Tengo el honor de ser presidente de la Sociedad Española de Neurología, además de haber ocupado la vicepresidencia del Consejo Español del Cerebro y de ser Fellow de la European Academy of Neurology.A lo largo de mi trayectoria, he formado parte de la junta directiva de la Sociedad Española de Neurología como vocal de comunicación, relaciones internacionales, director de cultura y vicepresidente de relaciones institucionales. También dirigí la Fundación del Cerebro.Impulsé la creación del grupo de neurooftalmología de la SEN y he formado parte de las juntas de los grupos de cefalea y neurooftalmología. Además, he sido profesor de Neurología en la Universidad Complutense de Madrid durante más de 16 años.

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