Las 7 Claves de la Empatía según la Neurociencia

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La empatía, esa capacidad intrínseca de comprender y compartir los sentimientos de otro, no es solo una cualidad deseable; es una habilidad fundamental arraigada en la biología de nuestro cerebro. Desde la perspectiva de la neurociencia, existen razones poderosas por las que estamos equipados para experimentar el dolor ajeno: nos enseña qué evitar y nos motiva a tender una mano, ya sea que el sufrimiento sea físico, psicológico o emocional. Esta profunda conexión es la base de la cohesión social y un motor para la ayuda mutua.

En este contexto, la Dra. Helen Riess, psiquiatra y profesora asociada en la Facultad de Medicina de Harvard, ha dedicado su carrera a desentrañar los mecanismos de la empatía y a desarrollar métodos para fortalecer esta habilidad vital. A través de su investigación y su trabajo clínico, ha identificado siete elementos clave que, basados en principios neurocientíficos, pueden transformar la forma en que interactuamos con el mundo y con los demás. Estos elementos forman la base de su programa de capacitación, resumido en el acrónimo E.M.P.A.T.H.Y.®, ofreciendo una guía práctica para mejorar nuestras vidas, nuestros entornos laborales y educativos, e incluso contribuir a un mundo más comprensivo.

¿Cuáles son las 7 claves de la empatía?
Ella resume las facetas de este programa, “Siete Claves de la EMPATÍA ® ”, utilizando la palabra como acrónimo de: Contacto visual, Músculos de la expresión facial, Postura, Afecto, Tono de voz, Escuchar a la persona en su totalidad y Su respuesta .
Índice de Contenido

¿Por qué nuestro cerebro está diseñado para la empatía? La base Neurocientífica

Según la Dra. Riess, nuestro cerebro está intrínsecamente preparado para resonar con las experiencias de los demás. Esta preparación no es casual; tiene propósitos evolutivos cruciales. Por un lado, experimentar el dolor o la angustia de otro, aunque sea de forma vicaria, puede funcionar como una señal de advertencia, enseñándonos sobre peligros potenciales y situaciones que debemos evitar para nuestra propia seguridad. Por otro lado, y quizás más importantemente, esta resonancia emocional actúa como un poderoso motivador para la ayuda. Ver a alguien sufrir activa circuitos cerebrales que nos impulsan a aliviar ese sufrimiento, fomentando comportamientos pro-sociales que son esenciales para la supervivencia y el florecimiento de las comunidades humanas.

La neurociencia ha identificado áreas cerebrales y mecanismos, como las neuronas espejo, que parecen desempeñar un papel en esta capacidad de “sentir” lo que otros sienten. Si bien la investigación continúa profundizando en los detalles exactos de cómo funciona este proceso a nivel neuronal, la evidencia sugiere fuertemente que la empatía no es simplemente una construcción social, sino una capacidad biológica con profundas implicaciones para nuestras interacciones y nuestra existencia.

Las 7 Claves de E.M.P.A.T.H.Y.®: Un Acrónimo para la Conexión

La Dra. Helen Riess ha condensado los aspectos fundamentales de la comunicación empática en un acrónimo fácil de recordar y aplicar: E.M.P.A.T.H.Y.®. Cada letra representa una clave basada en la neurociencia que, al ser practicada conscientemente, puede mejorar drásticamente nuestra capacidad para conectar con los demás y comprender sus perspectivas. Dominar estas claves es un paso fundamental para desarrollar una comunicación verdaderamente empática y construir relaciones más sólidas y significativas.

Aquí detallamos cada una de las claves:

LetraClaveDescripción y Significado
EEye contact (Contacto Visual)Establecer y mantener un contacto visual adecuado no solo muestra respeto e interés, sino que también activa áreas cerebrales relacionadas con la conexión social y la comprensión de las intenciones ajenas. Es un puente directo para sintonizar con la otra persona.
MMuscles of facial expression (Músculos de la Expresión Facial)Nuestras expresiones faciales son un lenguaje universal de las emociones. Ser consciente de nuestras propias expresiones y aprender a leer las de los demás nos permite acceder a su estado afectivo. La neurociencia sugiere que la simple observación de una expresión facial puede activar las mismas áreas cerebrales que se activan cuando experimentamos esa emoción nosotros mismos.
PPosture (Postura)La postura corporal comunica apertura o cerrazón, interés o indiferencia. Adoptar una postura abierta y atenta invita a la conexión y señala a la otra persona que estamos presentes y receptivos a su mensaje. La sincronización de posturas, a menudo inconsciente, es un indicador de conexión empática.
AAffect (Afecto)Comprender y nombrar las emociones es crucial. Reconocer el estado afectivo de la otra persona (tristeza, alegría, frustración, etc.) y validar esa emoción verbal o no verbalmente es un pilar de la empatía. Se trata de sintonizar con el tono emocional subyacente a las palabras.
TTone of voice (Tono de Voz)El tono, el ritmo y el volumen de nuestra voz transmiten tanto o más que las palabras que usamos. Un tono cálido y calmado puede generar confianza, mientras que un tono abrupto o distante puede crear barreras. Escuchar atentamente el tono de voz del otro nos da pistas importantes sobre su estado emocional.
HHearing the whole person (Escuchar a la Persona Completa)Esto va más allá de simplemente oír las palabras. Implica una escucha activa y profunda, prestando atención no solo al contenido verbal, sino también a las señales no verbales (expresión, postura, tono) y al contexto general de la persona. Es esforzarse por comprender la historia completa y la perspectiva única del otro.
YYour response (Tu Respuesta)La forma en que respondemos a la comunicación del otro valida o invalida su experiencia. Una respuesta empática muestra que hemos escuchado y comprendido, reflejando el afecto y la perspectiva del otro. No se trata necesariamente de estar de acuerdo, sino de mostrar que su experiencia ha sido recibida y reconocida.

Practicar estas siete claves requiere atención plena y un deseo genuino de conectar con los demás. No son trucos superficiales, sino habilidades profundas que, al integrarse, transforman fundamentalmente la forma en que nos relacionamos.

Derribando Barreras: Obstáculos a la Empatía en el Mundo Actual

A pesar de nuestra predisposición biológica hacia la empatía, existen fuerzas sociales y culturales que actúan como importantes impedimentos para su expresión y práctica generalizadas. La Dra. Riess señala dos obstáculos significativos en el contexto actual.

El primero es la influencia de ciertos líderes que, en lugar de fomentar la unidad y el entendimiento entre diferencias, promueven la división y la "otredad". Esta normalización de la desconfianza hacia grupos diferentes erosiona el tejido social y legitima el maltrato hacia quienes son percibidos como ajenos. Las sociedades civiles han trabajado arduamente para desafiar y eliminar estas actitudes, pero la retórica divisoria desde posiciones de poder puede socavar estos esfuerzos.

El segundo obstáculo es el uso de la tecnología de maneras que empobrecen la comunicación y el debate. Plataformas que favorecen mensajes cortos y a menudo agresivos, como tweets o textos, pueden reducir discusiones complejas y matizadas a meros eslóganes cáusticos. Si bien la tecnología tiene un enorme potencial para conectar y unir a las personas, su mal uso puede, paradójicamente, aumentar la distancia emocional y fomentar la falta de empatía al eliminar el contexto, el tono de voz y las señales no verbales cruciales para la comprensión mutua.

La Empatía en Acción: Aplicaciones en la Vida Cotidiana

La empatía no es una habilidad reservada para terapeutas o profesionales de la salud; tiene aplicaciones prácticas y transformadoras en todos los ámbitos de la vida, desde el hogar y el lugar de trabajo hasta las comunidades y las instituciones educativas.

Imaginemos un campus universitario empático, como describe la Dra. Riess. Sería un lugar inclusivo donde se crean espacios físicos y oportunidades para que estudiantes y profesores de diversos orígenes interactúen y se conozcan. Se fomentarían activamente las plataformas para escuchar diferentes perspectivas, y no se toleraría el discurso de odio. Un campus así ofrecería educación sobre sesgos conscientes e inconscientes, reconociendo abiertamente que los errores son parte del aprendizaje y promoviendo un diálogo constructivo donde las personas se responsabilicen por sus acciones, incluso si los errores fueron involuntarios. Se apreciaría el esfuerzo continuo por desmantelar los sesgos profundamente arraigados en nuestra cultura.

Otro ejemplo de la aplicación de la empatía se presenta en situaciones difíciles como el ciberacoso. Si el hijo de un padre fuera víctima, los primeros pasos empáticos serían garantizar la seguridad y el bienestar del niño, comprender por qué se convirtió en un objetivo y asegurar que reciba todo el apoyo necesario. Reportar el incidente a las autoridades escolares e investigar si otros estudiantes fueron afectados es importante. Sin embargo, un enfoque empático también implicaría intentar comprender qué impulsa el comportamiento del acosador. Si bien no excusa la acción, buscar entender sus motivaciones y si esa persona también necesita ayuda para ser comprendida o para comprender las consecuencias de sus actos, es un componente de la respuesta empática que busca abordar la situación en su totalidad.

El Arte como Catalizador de la Empatía

Las artes, en sus múltiples formas, poseen una capacidad única para inspirar y cultivar la empatía. Al sumergirnos en una historia, una imagen o una pieza musical, somos transportados a la experiencia de otros, a menudo de personas cuyas vidas son muy diferentes a la nuestra. Esta inmersión crea una experiencia compartida que puede tender puentes donde las interacciones directas no son posibles.

La Dra. Riess menciona varias obras que han sido importantes en su desarrollo personal y profesional, destacando el poder del arte para fomentar la conexión empática. La literatura, por ejemplo, nos permite habitar la mente y el corazón de los personajes, experimentando sus luchas y alegrías desde una perspectiva íntima. Libros como "A Man Called Ove" de Fredrik Backman, "A Prayer for Owen Meany" de John Irving, o incluso obras que abordan temas sociales como "Waking up White" de Debby Irving o la poderosa memoria "Educated" de Tara Westover, ofrecen ventanas a mundos interiores y realidades diversas.

La poesía, particularmente la de médicos/poetas como William Carlos Williams y Rafael Campo, puede ofrecer vislumbres concisos pero profundos de la experiencia humana, a menudo en contextos de vulnerabilidad. Obras filosóficas como "Descartes' Error" de Antonio Damasio exploran la conexión entre emoción y razón, fundamental para entender la empatía.

¿Qué parte del cerebro controla la empatía?
En el cerebro existen áreas -la corteza cingulada anterior y la corteza frontal medial- que facultan a las personas identificarse con las emociones e ideas de otras, y son las mismas zonas que las habilitan a sentir dolor o asignarle una emoción al dolor.

El cine tiene una capacidad similar para evocar empatía a través de la narrativa visual y auditiva. Películas que abordan injusticias históricas o sociales, como "Milk", "Schindler's List" o "The Killing Fields", fuerzan al espectador a confrontar realidades difíciles y a conectar con el sufrimiento y la resiliencia de otros.

La música, aunque a menudo abstracta, puede evocar emociones poderosas y crear una experiencia compartida. La complejidad y belleza de Bach (Conciertos de Brandeburgo, Misa en Si Menor) o Brahms (Trío en Si Mayor) pueden resonar profundamente, mientras que obras más contemporáneas, como la banda sonora de "Hamilton", utilizan la música y la narrativa para explorar temas de identidad y nación.

El teatro, con su representación en vivo de la condición humana, como todas las obras de August Wilson, ofrece una experiencia directa y visceral que puede fomentar una profunda conexión empática con los personajes y sus historias.

En resumen, las artes son un vehículo invaluable para expandir nuestra comprensión del mundo y de las personas que lo habitan, nutriendo nuestra capacidad innata para la empatía.

Preguntas Frecuentes sobre la Empatía

A menudo surgen dudas sobre la naturaleza y la práctica de la empatía. Aquí abordamos algunas de las preguntas más comunes:

¿Ser empático es necesariamente agotador?

Existe el mito de que experimentar empatía drena inevitablemente nuestra energía. Sin embargo, la investigación y la experiencia sugieren que la empatía es en realidad una experiencia mutuamente enriquecedora. Sentirse bien al ayudar a otros es una razón por la que la empatía ha persistido como un rasgo innato. Si bien es cierto que puede ser un desafío mostrar empatía cuando uno mismo se siente agotado o deprimido, practicar la auto-empatía, es decir, ser amable y comprensivo con uno mismo, puede reponer nuestros recursos emocionales. Cuidarnos a nosotros mismos nos permite tener más energía disponible para cuidar a los demás, lo cual, a su vez, puede mejorar nuestro propio estado de ánimo.

¿Cuáles son los mayores obstáculos para la empatía hoy?

Como se mencionó anteriormente, dos obstáculos principales incluyen el liderazgo divisorio que fomenta la "otredad" y la devaluación de grupos diferentes, y el uso de la tecnología de maneras que reducen la comunicación a interacciones superficiales y a menudo hostiles, en lugar de facilitar la conexión y el entendimiento profundo.

¿Cómo se vería un entorno, como un campus, que fomenta la empatía?

Un entorno empático sería inclusivo, crearía espacios para la interacción diversa, fomentaría la escucha de múltiples perspectivas, no toleraría el discurso de odio, ofrecería educación sobre sesgos (conscientes e inconscientes), reconocería la inevitabilidad de los errores y promovería la responsabilidad, todo ello mientras aprecia el proceso continuo de tomar conciencia de los sesgos culturales arraigados.

¿Qué pasos daría un padre si su hijo fuera víctima de ciberacoso desde una perspectiva empática?

Primero, asegurar la seguridad y el bienestar del niño y brindarle apoyo. Reportar el incidente a las autoridades pertinentes es crucial. Sin embargo, un enfoque empático también implicaría intentar comprender las motivaciones detrás del comportamiento del acosador y si esa persona también necesita ayuda para comprender las causas y efectos de sus acciones.

Desarrollando tus Habilidades Empáticas

La buena noticia es que la empatía no es un rasgo fijo; es una habilidad que se puede desarrollar y fortalecer a través de la práctica consciente. Al centrarnos en las siete claves de E.M.P.A.T.H.Y.®, podemos mejorar nuestra capacidad para conectar a un nivel más profundo con las personas que nos rodean.

Prestar más atención al contacto visual durante las conversaciones, observar y tratar de comprender las expresiones faciales de los demás, ser conscientes de nuestra propia postura y cómo nos comunicamos sin palabras, esforzarnos por identificar y validar el afecto o estado emocional de quien habla, escuchar no solo las palabras sino también el tono de voz para captar matices emocionales, practicar la escucha activa para comprender a la persona completa más allá de los hechos, y reflexionar sobre cómo nuestra respuesta impacta en el otro, son pasos concretos hacia una mayor competencia empática.

Además de la práctica directa en nuestras interacciones, exponernos a las artes puede ampliar nuestra perspectiva y sensibilidad hacia las experiencias de los demás. Leer ficción, ver películas que nos desafíen, escuchar música que evoca emociones complejas; todo ello nutre nuestra capacidad de resonancia afectiva.

En un mundo cada vez más polarizado y conectado digitalmente, la capacidad de conectar genuinamente con otros a través de la empatía es más importante que nunca. No solo mejora nuestras relaciones individuales, sino que es fundamental para construir comunidades más comprensivas, justas y humanas.

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Jesús Porta Etessam

Soy licenciado en Medicina y Cirugía y Doctor en Neurociencias por la Universidad Complutense de Madrid. Me formé como especialista en Neurología realizando la residencia en el Hospital 12 de Octubre bajo la dirección de Alberto Portera y Alfonso Vallejo, donde también ejercí como adjunto durante seis años y fui tutor de residentes. Durante mi formación, realicé una rotación electiva en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center.Posteriormente, fui Jefe de Sección en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid y actualmente soy jefe de servicio de Neurología en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Tengo el honor de ser presidente de la Sociedad Española de Neurología, además de haber ocupado la vicepresidencia del Consejo Español del Cerebro y de ser Fellow de la European Academy of Neurology.A lo largo de mi trayectoria, he formado parte de la junta directiva de la Sociedad Española de Neurología como vocal de comunicación, relaciones internacionales, director de cultura y vicepresidente de relaciones institucionales. También dirigí la Fundación del Cerebro.Impulsé la creación del grupo de neurooftalmología de la SEN y he formado parte de las juntas de los grupos de cefalea y neurooftalmología. Además, he sido profesor de Neurología en la Universidad Complutense de Madrid durante más de 16 años.

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