Why do scientists disagree about climate change?

El Clima Cambiante y Tu Cerebro

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El cambio climático es una realidad innegable que transforma nuestro entorno de maneras profundas y a menudo alarmantes. Sus efectos sobre los ecosistemas, los patrones meteorológicos y la disponibilidad de recursos son ampliamente discutidos. Sin embargo, un área que merece mayor atención es su impacto directo y significativo en la salud humana, y de manera crucial, en la salud de nuestro cerebro y sistema nervioso.

What are the neurological effects of climate change?
As temperatures and humidity rise, conditions such as stroke, migraine, meningitis, epilepsy, multiple sclerosis, schizophrenia, Alzheimer's disease, and Parkinson's can worsen. Our brains are responsible for regulating our bodies in the face of changing environmental factors.

Nuestro cerebro es una maravilla de la evolución, responsable de mantener la homeostasis interna, es decir, el equilibrio de nuestro cuerpo frente a las fluctuaciones del entorno. Ante el aumento de las temperaturas y la humedad, o la ocurrencia de eventos climáticos extremos, el cerebro debe trabajar más para regular funciones vitales como la temperatura corporal. Este esfuerzo adicional y las condiciones ambientales adversas pueden tener consecuencias perjudiciales, especialmente para personas con afecciones neurológicas preexistentes.

Índice de Contenido

Impacto Directo del Cambio Climático en la Salud Neurológica

Las investigaciones preliminares y la evidencia clínica sugieren que el aumento sostenido de las temperaturas y los cambios en los patrones de humedad pueden exacerbar una variedad de condiciones neurológicas. El cerebro humano es sensible a los cambios extremos de temperatura. La termorregulación, un proceso vital controlado por el hipotálamo en el cerebro, puede verse sobrecargada por el calor excesivo, llevando a estrés por calor e incluso golpe de calor, condiciones que por sí mismas pueden causar daño cerebral.

Además del efecto directo del calor, otros factores relacionados con el cambio climático contribuyen al riesgo neurológico:

  • Calidad del Aire: El cambio climático interactúa con la contaminación del aire, empeorando la concentración de ciertos contaminantes que se sabe afectan la función cognitiva y aumentan el riesgo de accidente cerebrovascular y enfermedades neurodegenerativas.
  • Eventos Climáticos Extremos: Huracanes, inundaciones, sequías e incendios forestales no solo causan trauma físico directo, sino también estrés psicológico severo (eco-ansiedad, trauma), que tiene efectos neurológicos a largo plazo. La interrupción de la atención médica durante estos eventos también es crítica para pacientes neurológicos crónicos.
  • Cambios en la Distribución de Vectores: El calentamiento global permite que mosquitos y garrapatas, portadores de enfermedades como el virus del Nilo Occidental o la enfermedad de Lyme (que pueden causar neuroinflamación), amplíen su rango geográfico.
  • Seguridad Alimentaria y del Agua: La escasez o contaminación del agua y los alimentos, exacerbadas por el cambio climático, pueden llevar a deficiencias nutricionales o exposición a toxinas que afectan el desarrollo y la función cerebral.

Condiciones Neurológicas Agravadas por el Clima

La evidencia sugiere que varias enfermedades y trastornos neurológicos pueden empeorar con las condiciones climáticas cambiantes:

  • Accidente Cerebrovascular (Ictus): Las temperaturas extremas, tanto altas como bajas, se asocian con un mayor riesgo de ictus. El calor puede aumentar la deshidratación y la viscosidad de la sangre, facilitando la formación de coágulos.
  • Migraña: Los cambios en la presión barométrica, la temperatura y la humedad son desencadenantes conocidos de ataques de migraña en personas susceptibles.
  • Meningitis: Ciertas formas de meningitis infecciosa pueden tener patrones estacionales influenciados por el clima, y la propagación de patógenos puede verse afectada por cambios ambientales.
  • Epilepsia: El estrés, la privación del sueño y el estrés por calor pueden disminuir el umbral convulsivo, aumentando la frecuencia de las crisis epilépticas en pacientes.
  • Esclerosis Múltiple (EM): La sensibilidad al calor es un síntoma común y debilitante en la EM, empeorando temporalmente los síntomas neurológicos.
  • Enfermedad de Alzheimer y Otras Demencias: Las personas mayores, a menudo afectadas por demencia, son particularmente vulnerables al estrés por calor debido a una menor capacidad para regular la temperatura corporal. La interrupción de rutinas y la desorientación causadas por eventos climáticos extremos también pueden ser perjudiciales.
  • Enfermedad de Parkinson: Similar a la demencia, los pacientes de Parkinson pueden tener dificultades con la termorregulación y son vulnerables a los efectos del calor.
  • Esquizofrenia: Los pacientes con esquizofrenia a veces tienen dificultades para regular su temperatura corporal y pueden ser más susceptibles a los efectos del calor extremo. Además, el estrés asociado a eventos climáticos puede exacerbar los síntomas psicóticos.

Es claro que el cerebro, a pesar de su resiliencia, enfrenta desafíos significativos en un planeta que se calienta. La vulnerabilidad de los sistemas biológicos ante cambios ambientales rápidos es una lección importante que el cambio climático nos enseña.

La Psicología Humana frente a la Crisis Climática

Más allá de los efectos fisiológicos directos, el cambio climático plantea profundos desafíos psicológicos. La conciencia de la magnitud de la crisis y sus potenciales consecuencias puede generar estrés, ansiedad y una sensación de impotencia, a menudo denominada 'eco-ansiedad'.

La forma en que percibimos el riesgo, evaluamos la información y tomamos decisiones está mediada por complejos procesos cognitivos y emocionales. Frente a una amenaza tan vasta y, a menudo, percibida como lejana en el tiempo o el espacio, la respuesta humana puede ser variada. Algunas personas se movilizan a la acción, mientras que otras pueden experimentar una desconexión o dificultad para integrar la información preocupante con sus creencias y hábitos existentes.

What is an example of cognitive dissonance in climate change?
People often experience cognitive dissonance when what they know (e.g. that burning fossil fuels contributes to climate change) conflicts with what they do (driving, flying, etc).

Entender la psicología de la percepción del riesgo climático, las barreras para la acción y cómo comunicar efectivamente la ciencia es fundamental para movilizar a la sociedad. La investigación en este campo, aunque no siempre etiquetada estrictamente como neurociencia clínica, se solapa con el estudio de la cognición, la emoción y el comportamiento humano.

El Papel Crucial de los Neurocientíficos en la Emergencia Climática

Ante la emergencia climática, la comunidad científica, incluida la neurociencia, tiene una responsabilidad ineludible. No se trata solo de estudiar los efectos del cambio climático, sino de ser parte activa de la solución. ¿Qué acciones concretas pueden emprender los neurocientíficos?

1. Investigación Enfocada

Ampliar la investigación sobre los mecanismos exactos por los cuales el calor, la contaminación del aire, el estrés hídrico y los eventos extremos afectan el cerebro y el sistema nervioso. Estudiar la resiliencia cerebral ante estos factores y buscar intervenciones para mitigar los daños. Investigar los impactos neuropsicológicos del estrés climático y la eco-ansiedad.

2. Reducción de Emisiones en la Práctica Científica

Los laboratorios de neurociencia, como muchos otros, consumen energía, generan residuos y dependen de viajes. Poner la reducción de emisiones en el centro de las actividades profesionales cotidianas implica:

  • Optimizar el uso de equipos de laboratorio energéticamente eficientes (por ejemplo, congeladores de ultrabaja temperatura).
  • Mejorar la gestión de residuos y promover el reciclaje de materiales de laboratorio.
  • Considerar alternativas a los viajes aéreos frecuentes para conferencias, utilizando opciones virtuales o híbridas cuando sea posible.
  • Fomentar prácticas de laboratorio más sostenibles en el diseño de experimentos y la adquisición de reactivos.

3. Educación y Divulgación

Comunicar los riesgos neurológicos del cambio climático al público, a los profesionales de la salud y a los responsables políticos. Utilizar el conocimiento científico para abogar por políticas que aborden tanto la mitigación del cambio climático como la adaptación a sus efectos en la salud. Los neurocientíficos pueden aportar una perspectiva única sobre la urgencia de la acción climática, vinculándola directamente a la salud del órgano que nos define.

4. Colaboración Interdisciplinaria

Trabajar estrechamente con climatólogos, epidemiólogos, profesionales de la salud pública, psicólogos y sociólogos para abordar la crisis climática desde múltiples frentes. Comprender las interconexiones entre los sistemas ambientales, la salud humana y los factores sociales es esencial.

Tabla Resumen: Impactos y Acciones

Impacto del Cambio ClimáticoEjemplo de Condición Neurológica AfectadaAcción Potencial del Neurocientífico
Aumento de Temperatura/HumedadMigraña, Esclerosis Múltiple, StrokeInvestigar mecanismos de termorregulación y vulnerabilidad al calor.
Contaminación del AireStroke, Enfermedades NeurodegenerativasEstudiar el efecto de contaminantes en la función cerebral.
Eventos Climáticos ExtremosTrauma, Eco-ansiedad, Interrupción de cuidados (Epilepsia, Parkinson)Investigar resiliencia mental, diseñar estrategias de adaptación para pacientes.
Cambios en Vectores de EnfermedadMeningitis, Encefalitis transmitida por vectoresEstudiar patógenos y sus efectos neurológicos en nuevos rangos geográficos.
Estrés Psicológico (Eco-ansiedad)Ansiedad, Depresión, Posible impacto cognitivoInvestigar bases neuronales del estrés climático, desarrollar intervenciones.

Preguntas Frecuentes sobre Cambio Climático y Cerebro

¿Es el cambio climático realmente una amenaza directa para la salud del cerebro?

Sí, la evidencia creciente sugiere que factores relacionados con el cambio climático como el calor extremo, la mala calidad del aire y el estrés psicológico pueden empeorar condiciones neurológicas preexistentes y potencialmente aumentar el riesgo de nuevos problemas neurológicos. El cerebro es sensible a su entorno, y los cambios rápidos y extremos representan un desafío.

Why do scientists disagree about climate change?
The authors point to four reasons why scientists disagree about global warming: a conflict among scientists in different and often competing disciplines; fundamental scientific uncertainties concerning how the global climate responds to the human presence; failure of the United Nations Intergovernmental Panel on ...

¿Quiénes son los más vulnerables a estos efectos?

Las personas con afecciones neurológicas crónicas (migraña, epilepsia, EM, Alzheimer, Parkinson, etc.) son particularmente vulnerables. También lo son los niños (cuyo cerebro está en desarrollo) y los ancianos (debido a la menor capacidad de termorregulación y posibles comorbilidades). Las comunidades de bajos ingresos o aquellas con acceso limitado a atención médica o aire acondicionado también enfrentan un mayor riesgo.

¿Qué puede hacer la investigación en neurociencia para ayudar?

La investigación es vital para comprender mejor los mecanismos del daño, identificar poblaciones en riesgo, desarrollar estrategias de adaptación y mitigación, y encontrar formas de aumentar la resiliencia del cerebro ante el estrés climático. También puede informar políticas de salud pública y urbanismo para crear entornos más seguros.

¿Cómo puede un neurocientífico individual contribuir a abordar la crisis climática?

Más allá de la investigación, los neurocientíficos pueden reducir su propia huella de carbono (viajes, uso de laboratorio), educar a sus colegas y al público sobre los riesgos neurológicos, y abogar por la acción climática dentro de sus instituciones y en la esfera pública. Cada acción, por pequeña que parezca, suma.

Conclusión

El cambio climático no es solo un problema ambiental o económico; es una crisis de salud pública con ramificaciones significativas para el cerebro y el sistema nervioso. Desde el empeoramiento de condiciones crónicas hasta los impactos psicológicos del estrés ambiental, nuestro órgano más complejo está bajo presión. La comunidad de neurociencia tiene tanto la responsabilidad como la oportunidad de desempeñar un papel de liderazgo en la comprensión y mitigación de estos efectos. Poner la reducción de emisiones en el centro de nuestras actividades profesionales y utilizar nuestro conocimiento para informar y actuar es un paso crucial hacia la protección de la salud cerebral en un mundo en transformación.

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Jesús Porta Etessam

Soy licenciado en Medicina y Cirugía y Doctor en Neurociencias por la Universidad Complutense de Madrid. Me formé como especialista en Neurología realizando la residencia en el Hospital 12 de Octubre bajo la dirección de Alberto Portera y Alfonso Vallejo, donde también ejercí como adjunto durante seis años y fui tutor de residentes. Durante mi formación, realicé una rotación electiva en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center.Posteriormente, fui Jefe de Sección en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid y actualmente soy jefe de servicio de Neurología en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Tengo el honor de ser presidente de la Sociedad Española de Neurología, además de haber ocupado la vicepresidencia del Consejo Español del Cerebro y de ser Fellow de la European Academy of Neurology.A lo largo de mi trayectoria, he formado parte de la junta directiva de la Sociedad Española de Neurología como vocal de comunicación, relaciones internacionales, director de cultura y vicepresidente de relaciones institucionales. También dirigí la Fundación del Cerebro.Impulsé la creación del grupo de neurooftalmología de la SEN y he formado parte de las juntas de los grupos de cefalea y neurooftalmología. Además, he sido profesor de Neurología en la Universidad Complutense de Madrid durante más de 16 años.

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