Claudio Galeno, una figura titánica en la historia de la medicina y la filosofía del mundo antiguo, dejó un legado que perduró por más de un milenio. Su obra, vasta y compleja, no se limitó a la curación de enfermedades físicas, sino que se adentró profundamente en la naturaleza del ser humano, buscando integrar la salud del cuerpo con la excelencia moral y el bienestar del alma. Para Galeno, el médico ideal era también un filósofo, capaz de comprender al individuo en su totalidad, atendiendo tanto a sus dolencias físicas como a sus afecciones anímicas.

Su enfoque se fundamentaba en la creencia de que la medicina, correctamente entendida y practicada según los principios hipocráticos, era la vía más segura no solo para mantener la salud corporal, sino también para guiar la conducta humana hacia la virtud y la felicidad. En un contexto romano que percibía como decadente y corrupto, Galeno vio en la integración de la medicina y la filosofía una herramienta poderosa para restaurar no solo la salud individual, sino también el orden social.

El Alma Tripartita y su Asiento Orgánico
Uno de los pilares del pensamiento galénico sobre el ser humano fue su adopción y adaptación de la teoría del alma tripartita, una idea con raíces en Platón y Aristóteles. Galeno postuló que el alma humana estaba compuesta por tres partes principales, cada una con funciones y deseos distintos, y lo crucial para su doctrina médica, cada una localizada en un órgano específico del cuerpo:
- La parte racional o lógica (logistikón): Residente en el cerebro. Era la sede de la razón, el intelecto, la capacidad de juicio, el conocimiento y la búsqueda de la verdad.
- La parte irascible o tímica (thymoeides): Localizada en el ventrículo izquierdo del corazón. Relacionada con las emociones fuertes, el coraje, la ira, el espíritu y la búsqueda de la victoria, la reputación y el honor.
- La parte concupiscible o apetitiva (epithumetikon): Situada en el hígado. Gobernaba los deseos básicos del cuerpo, como el hambre, la sed, los placeres corporales y la reproducción.
Esta localización orgánica del alma no era una mera especulación filosófica para Galeno; tenía profundas implicaciones médicas y éticas. La salud y el equilibrio del individuo dependían de la armonía entre estas tres partes y, por extensión, del estado de los órganos que las albergaban y de los humores que los influenciaban.
El Cerebro: Sede de la Razón, la Sensación y el Movimiento
Para la incipiente comprensión de lo que hoy llamamos neurociencia, la identificación del cerebro como la sede de la parte racional del alma y de funciones clave fue una contribución fundamental. Aunque el conocimiento anatómico de Galeno sobre el cerebro humano era limitado (basado principalmente en la dissección de animales, ya que la disección humana estaba prohibida), sus observaciones le permitieron postular que el cerebro era el centro de control del organismo para las facultades superiores.
Galeno entendió que el cerebro recibía información de los órganos sensoriales y era el origen de los movimientos voluntarios. La parte racional del alma, al residir en el cerebro, era la encargada de procesar esta información, tomar decisiones y, en un estado ideal de salud, gobernar y moderar los impulsos de las partes tímica y concupiscible. Un cerebro sano y equilibrado, influenciado positivamente por los humores adecuados, permitía el pleno ejercicio de la razón, indispensable para la virtud y la buena vida.
Su metodología, basada en la observación y la experimentación (dentro de las posibilidades de su tiempo), reforzó la idea del cerebro como un órgano con funciones específicas y vitales, más allá de ser simplemente una masa inerte. Al estudiar las lesiones y sus efectos, o al observar el comportamiento animal y humano, Galeno buscaba evidencia empírica que respaldara su modelo fisiológico y psicológico.
La Conexión Cuerpo-Mente: Humores, Temperamento y Comportamiento Ético
Galeno no veía el cuerpo y el alma como entidades separadas, sino intrínsecamente conectadas. Su famosa teoría de los humores (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra) y los temperamentos asociados (sanguíneo, flemático, colérico, melancólico) era la clave para entender cómo el estado físico influía directamente en el estado anímico y el comportamiento moral.

Según Galeno, un desequilibrio en los humores o en la constitución física de un órgano podía afectar el funcionamiento de la parte del alma residente en él. Por ejemplo, un exceso de bilis amarilla (temperamento colérico) podía exacerbar la parte tímica, llevando a la irascibilidad y la ira descontrolada. De manera similar, un desequilibrio que afectara el cerebro podría nublar la razón, impidiendo que la parte racional gobernara adecuadamente las otras partes.
Esta conexión era bidireccional. Las pasiones y los vicios del alma (como la ira, la envidia, la glotonería) no eran solo errores de juicio, como sostenían algunos filósofos estoicos, sino que tenían una base fisiológica. Eran, en esencia, "enfermedades del alma" análogas a las enfermedades del cuerpo, causadas por un desequilibrio o un funcionamiento desmesurado de una de las partes del alma/órgano. El amor descontrolado de Medea, mencionado en el texto de referencia, es un ejemplo galénico de cómo una pasión (en este caso, ligada a la parte concupiscible y tímica) podía dominar la razón debido a un desequilibrio interno ("magnitud de la actividad de sus entrañas").
Por lo tanto, la medicina tenía una responsabilidad ética. El médico no solo debía tratar las dolencias físicas, sino también guiar al individuo hacia un temperamento equilibrado y una conducta virtuosa a través de un adecuado régimen de vida (dieta, ejercicio, sueño, etc.). Este régimen buscaba armonizar los humores y las partes del alma, permitiendo que la razón, con sede en el cerebro, ejerciera su dominio natural sobre las pasiones y los deseos. La virtud no era solo un logro filosófico, sino también, en parte, un resultado de la buena salud física y del manejo adecuado del cuerpo.
Medicina como Guía Ética
Galeno argumentó que la medicina, al comprender la base fisiológica de las pasiones y los comportamientos, estaba mejor equipada que la filosofía para guiar a las personas hacia la virtud. Mientras que la filosofía podía ofrecer argumentos racionales, la medicina podía intervenir directamente sobre el cuerpo para corregir los desequilibrios que impedían a la razón ejercer su control. El médico, con su conocimiento del cuerpo, los humores y la localización de las partes del alma, podía diagnosticar y tratar las "enfermedades del alma" (como la irascibilidad o la lascivia) de manera más efectiva que un filósofo que solo apelara a la razón abstracta.
Esta audaz afirmación elevó el estatus de la medicina y posicionó a Galeno como una autoridad no solo en la curación física, sino también en la formación del carácter y la búsqueda de la excelencia humana (kalokaiagathías). Su proyecto era ambicioso: fundir la medicina y la filosofía en una sola doctrina que proporcionara, a la vez, salud física y moral.

Preguntas Frecuentes sobre Galeno y la Mente
¿Qué aportó Galeno a la neurociencia?
Aunque el término "neurociencia" es moderno, Galeno hizo contribuciones fundamentales que sentaron las bases para su desarrollo. Identificó el cerebro como el asiento de la razón, el intelecto, la sensación y el movimiento voluntario. Su teoría del alma tripartita localizada en órganos específicos, particularmente el cerebro, fue un modelo influyente durante siglos. Además, su enfoque en la conexión cuerpo-mente y la influencia de los estados físicos (humores, temperamento) en el comportamiento y las funciones cognitivas fue una perspectiva integrada que perduraría hasta la modernidad. Su uso de la dissección (aunque en animales) para entender la anatomía y función de los órganos, incluido el cerebro, fue un paso empírico crucial.
¿Cuál fue la teoría principal de Galeno sobre el ser humano?
La teoría central de Galeno sobre el ser humano integraba la medicina, la fisiología y la filosofía. Postuló un alma tripartita (racional, irascible, concupiscible) localizada en órganos específicos (cerebro, corazón, hígado). Creía que la salud física y moral dependía del equilibrio de los humores y el correcto funcionamiento de estos órganos. Las enfermedades, tanto corporales como del alma, eran resultado de desequilibrios. La razón, ubicada en el cerebro, debía gobernar las partes inferiores, y el médico, mediante el régimen de vida, podía ayudar a mantener este equilibrio y guiar al individuo hacia la virtud.
¿Qué dijo Galeno específicamente sobre el cerebro?
Galeno afirmó que el cerebro era la sede de la parte racional del alma. Lo consideraba el órgano responsable del pensamiento, el intelecto, la memoria y la capacidad de juicio. También identificó el cerebro como el centro de control para la percepción sensorial (recibiendo información de los sentidos) y el origen de los impulsos nerviosos que controlaban el movimiento voluntario. Creía que el estado del cerebro, influenciado por los humores, afectaba directamente la capacidad racional y el temperamento del individuo. Un cerebro sano y equilibrado era esencial para una mente clara y una conducta virtuosa.
Legado de Galeno
Las ideas de Galeno sobre el alma, el cuerpo y su interconexión, con el cerebro como centro rector de la razón y las funciones superiores, dominaron el pensamiento médico y filosófico occidental durante más de mil años. Aunque muchas de sus teorías anatómicas y fisiológicas fueron revisadas o refutadas con el avance científico, su enfoque holístico del ser humano, su énfasis en la observación y la dissección, y su visión de la medicina como una disciplina con profundas implicaciones éticas y sociales, dejaron una marca indeleble. Galeno no solo curó cuerpos; buscó moldear almas, demostrando que, en su visión, la salud de la mente y la virtud del carácter estaban inextricablemente ligadas al estado del cuerpo y, fundamentalmente, al correcto funcionamiento del cerebro como asiento de la razón gobernante.
Si quieres conocer otros artículos parecidos a Galeno: Mente, Cuerpo y Ética Antigua puedes visitar la categoría Neurociencia.
