La psicología, como disciplina científica dedicada al estudio de la conducta y la mente, se apoya en diversas teorías para explicar los complejos fenómenos humanos. Entre las perspectivas más influyentes se encuentran las teorías conductuales, de rasgos, psicoanalíticas, humanistas y, de manera destacada, la teoría cognitiva. Estas diferentes lentes teóricas permiten a los psicólogos comprender por qué las personas actúan y piensan de manera única, explorando las profundidades de la personalidad y el comportamiento.

La psicología cognitiva, en particular, se centra en el estudio de los procesos de pensamiento de las personas. Sus orígenes pueden rastrearse hasta los primeros intentos filosóficos por comprender la mente humana, atribuidos a pensadores como Platón y René Descartes. Sin embargo, su reconocimiento formal como área de investigación psicológica surgió mucho más tarde, impulsado por descubrimientos en la comprensión y producción del lenguaje, así como por el advenimiento de la Inteligencia Artificial (IA) y la teoría de la información. A pesar de sus debilidades, la teoría cognitiva ha encontrado amplias aplicaciones para abordar problemas en áreas como la psicología del desarrollo, la psicología social y la psicología anormal.
Un Vistazo a la Historia de la Teoría Cognitiva
La teoría cognitiva aborda el comportamiento humano centrándose en el estudio de los procesos de pensamiento. Su premisa fundamental sostiene que los procesos de contemplación y procesamiento de información de una persona determinan primordialmente su conducta y sus emociones. La fascinación por la mente humana y sus procesos de pensamiento ha existido desde tiempos antiguos, con filósofos griegos como Platón y René Descartes sentando algunas de las bases iniciales.
Por ejemplo, en el año 387 a.C., Platón ya argumentaba que el cerebro albergaba diversos procesos psicológicos. Siglos después, en 1637, René Descartes observó cómo las personas poseen ideas innatas desde el nacimiento. Propuso el concepto del dualismo entre el cuerpo y la mente, una idea que más tarde denominó dualismo material. Este concepto consideraba el cuerpo y la mente como dos sustancias distintas y separadas. Esta revelación dio lugar a intensos debates filosóficos entre el empirismo y el nativismo. Entre los primeros contribuyentes a la discusión sobre el empirismo se encontraban pensadores como John Locke y George Berkeley, mientras que Immanuel Kant contribuyó significativamente a la escuela de pensamiento nativista.
Mediados del siglo XVIII marcó el inicio de la emergencia de la psicología como disciplina científica. Descubrimientos cruciales de figuras como Paul Broca y Carl Wernicke jugaron un papel esencial. Paul Broca descubrió la parte del cerebro asociada principalmente a la producción del lenguaje, mientras que Carl Wernicke identificó la sección cerebral que es crucial para la comprensión del lenguaje. En el transcurso del siglo XVIII (Nota del autor: el texto original parece referirse al siglo XX en esta sección, dado el contexto de la Segunda Guerra Mundial y la computación), los desarrollos en la ciencia de la computación, la Segunda Guerra Mundial y la llamada Revolución Cognitiva moldearon la teoría cognitiva hasta convertirla en una disciplina psicológica formal e importante.
Tras los avances tecnológicos presenciados después de la Segunda Guerra Mundial, surgió una necesidad apremiante de comprender los mejores mecanismos para entrenar a las personas y mejorar su rendimiento utilizando estos nuevos desarrollos. Otra preocupación importante era cómo captar y mantener la atención de las personas durante los enfrentamientos militares. Una forma inicial de abordar este desafío implicó utilizar las ideas proporcionadas por la entonces ampliamente reconocida escuela de psicología conductual.
Sin embargo, la escuela conductual tenía poco que ofrecer frente a los nuevos y complejos desafíos que enfrentaban el personal militar durante la guerra. No obstante, Donald Broadbent intentó amalgamar varios conceptos sobre el rendimiento humano con la recién introducida teoría de la información. El trabajo de Broadbent sentó las bases para abordar desafíos que no podían resolverse de manera concluyente a través de la teoría conductual.
Los nuevos desarrollos en la ciencia de la computación tuvieron un impacto significativo al establecer paralelismos entre el rendimiento de las computadoras y la mente humana. Las comparaciones realizadas entre la capacidad de las computadoras para realizar cálculos y la funcionalidad del cerebro humano proporcionaron una perspectiva crucial para el surgimiento de nuevas ideas sobre los pensamientos y procesos de pensamiento psicológicos. Posteriormente, surgió el desarrollo de la IA (Inteligencia Artificial), cortesía de Herbert Simon y su colega Allen Newell. Estos académicos colaboraron con psicólogos cognitivos para desarrollar argumentos sobre las implicaciones de los conceptos de IA recién desarrollados.
La IA tuvo la implicación de conceptualizar diversas funcionalidades mentales, comparándolas con las de las computadoras, incluyendo la recuperación de información, el almacenamiento de datos y la memoria. El hito de estos eventos fue la crítica que realizó Noam Chomsky en 1959 a la teoría psicológica conductual. Esta crítica, particularmente en relación con el empirismo, se conoce como la Revolución Cognitiva.
El término «psicología cognitiva» apareció por primera vez en la obra de Ulric Neisser en 1967. Su definición de la psicología en el libro «Cognitive Psychology» refleja el avance en la comprensión de los procesos cognitivos de las personas. Mandler (2002) cita a Ulric Neisser, quien definió el término cognición como “todos los procesos mediante los cuales el input sensorial es transformado, reducido, elaborado, almacenado, recuperado y utilizado”. Esta definición se relaciona directamente con el paralelismo establecido a partir de las funcionalidades de las computadoras. A partir de esta definición, queda claro que las condiciones mentales abarcan todo lo que las personas pueden hacer o imaginar. Sin embargo, es importante señalar que, a pesar de la preocupación de la teoría cognitiva por todo lo que las personas hacen, la hipótesis tiene puntos de vista específicos, como el motivo, en contraposición a las simples entradas sensoriales.
Problemas Abordados por la Teoría Cognitiva
La teoría cognitiva encuentra aplicación en la resolución de diversos problemas en la psicología social, del desarrollo y anormal. La idea fundamental que promueve la teoría cognitiva se refiere a la manera en que las personas piensan y cómo ese pensamiento influye en su autopercepción y en la percepción de otras personas. También sugiere que la forma de pensar de las personas influye en su comportamiento y emociones. Esta influencia proporciona una oportunidad para su aplicación en la psicología anormal.
De hecho, después de la Revolución Cognitiva y el avance de varios conceptos que guiaron los estudios en psicología cognitiva, surgió la terapia cognitiva. Albert Ellis y Aaron Beck son figuras clave en el cognitivismo que aplicaron la especulación cognitiva como medio de curación. Por ejemplo, Beck es reconocido por desarrollar las metodologías del Inventario de Depresión de Beck (BDI) y el Inventario de Ansiedad de Beck (BAI) para evaluar las funcionalidades de las personas. En este sentido, la teoría cognitiva actúa como una técnica terapéutica para resolver problemas de ansiedad y depresión, ya sea administrada de forma independiente o en conjunción con antidepresivos.
Ellis y Beck consideran la premisa cognitiva una herramienta que produce resultados positivos al abordar problemas asociados con componentes negativos de la personalidad de una persona. Esta visión surge de la afirmación de que las cogniciones predeterminan los comportamientos y las emociones. En consecuencia, al cambiar la cognición de las personas, también es posible alterar sus sentimientos y comportamientos. Investigaciones como las de Conti-Ramsden y Durkin (2012) y Chica et al. (2013) coinciden en esta línea de pensamiento, afirmando que la teoría cognitiva se aplica en el tratamiento de trastornos de ansiedad, manejo de la ira, trastornos depresivos y problemas interpersonales. De hecho, Spirito, Wolf y Uhl (2011) sugieren que la utilización de la teoría cognitiva en conjunción con aspectos conductuales (terapia cognitivo-conductual) produce efectos más duraderos en el tratamiento de la depresión en comparación con las intervenciones farmacológicas.
La teoría cognitiva es especialmente adecuada para abordar problemas que se encuentran en la psicología social y del desarrollo. La psicología social implica el estudio de los procesos intelectuales de las personas, especialmente el reconocimiento, las formas de pensar para dar sentido a diferentes personas dentro de una sociedad y el recuerdo. En el desarrollo de varios modelos para el procesamiento de información social, la teoría cognitiva constituye una premisa importante para abordar problemas de antagonismo y conductas antisociales. En la psicología del desarrollo, la teoría de la mente considera la capacidad de las personas para comprender y atribuir ciertas cogniciones a otras personas que las rodean. Por lo tanto, la teoría cognitiva encuentra aplicación en la psicología del desarrollo para abordar desafíos en la formación de relaciones entre niños, especialmente aquellos entre 4 y 6 años, debido a su comprensión poco clara de cómo otras personas sienten y piensan sobre ellos.
La teoría cognitiva es aplicable en muchos problemas sociales como la desesperanza y las intenciones suicidas cuando se combina con otros aspectos conductuales que componen la Terapia Cognitivo-Conductual (CBT). La intervención de CBT para las conductas suicidas entre adolescentes enfatiza dos enfoques. Con respecto a Spirito et al. (2011), “el componente conductual del tratamiento para la depresión enfatiza varios déficits de habilidades en los dominios de habilidades de afrontamiento, relaciones interpersonales, resolución de problemas sociales y participación en actividades placenteras”. La faceta cognitiva abarca el proceso de identificar y desafiar los esquemas de distorsión cognitiva y los procesos de pensamientos automáticos de los adolescentes.
En consonancia con las preocupaciones de las facetas conductual y cognitiva de la CBT, Spirito et al. (2011) afirman que la CBT destinada a adolescentes incorpora aspectos de habilidades conductuales y cognitivas rezagadas. Las habilidades duales ayudan en la creación y mantenimiento de relaciones de apoyo y en la regulación emocional. Por lo tanto, los adolescentes que buscan intervenciones psicológicas para problemas de comportamiento suicida serán admitidos con una capacidad ralentizada y rezagada para tomar decisiones apropiadas que mejoren las cogniciones de las repercusiones de participar en ideaciones e intentos suicidas. Por lo tanto, antes de administrar la CBT, es fundamental mantener el estado mental del paciente de manera que no presente habilidades conductuales y cognitivas rezagadas.
Fortalezas de la Teoría Cognitiva
La aplicación de la psicología cognitiva, especialmente en el tratamiento terapéutico, proporciona evidencia de su solidez. Por ejemplo, la terapia cognitiva logra alterar con éxito los procesos de pensamiento de los pacientes, proporcionando alivio a las enfermedades mentales. Mansell (2004) revela cómo los pacientes tratados con terapia cognitiva obtienen mejores resultados en comparación con aquellos tratados con modelos terapéuticos psicológicos alternativos. Los resultados positivos también son evidentes en el caso de los trastornos de ansiedad y los problemas de control de impulsos.
La teoría cognitiva recibe un fuerte respaldo de los estudios sobre enfermedades mentales. Por ejemplo, en consonancia con la teoría, Chica et al. (2013) afirman que las personas con enfermedades mentales experimentan procesos de pensamiento defectuosos. De hecho, las personas con trastornos alimentarios exhiben pensamientos cíclicos sobre la comida. A diferencia de las intervenciones farmacológicas, la teoría cognitiva insta a los pacientes a tomar el control del proceso de tratamiento mediante cambios apropiados en sus procesos de pensamiento. En consecuencia, es probable que los pacientes obtengan soluciones a largo plazo para los problemas psicológicos. La teoría cognitiva ayuda a abordar la raíz de los problemas. Este enfoque se opone a la simple atención del tratamiento de la enfermedad sin prevenir posibles recurrencias.
Debilidades de la Teoría Cognitiva
A pesar de las fortalezas mencionadas, la teoría cognitiva también presenta algunas debilidades significativas. Una crítica importante es que presume que los pensamientos cognitivos defectuosos no son un mero síntoma de la enfermedad. Esto plantea la pregunta: ¿Pueden los síntomas ser la causa de la mala salud? Por lo tanto, independientemente de la existencia de evidencia que muestra que las personas con un trastorno psicológico exhiben procesos de pensamiento defectuosos, la teoría no proporciona mecanismos claros para determinar si los patrones de pensamiento son la raíz del trastorno identificado o si el trastorno es la causa de los pensamientos defectuosos.
Además, la teoría no define de manera sucinta sus premisas y conceptos principales. Sus facetas subyacentes sobre la personalidad también están débilmente desarrolladas, a pesar de su implicación positiva para el tratamiento de trastornos de ansiedad y depresivos. Aunque es muy efectiva en la práctica clínica, la base teórica en cuanto a la estructura de la personalidad y la causalidad fundamental de los trastornos podría ser más robusta.
Preguntas Frecuentes sobre la Teoría Cognitiva
¿Qué es la Teoría Cognitiva?
Es una perspectiva psicológica que se centra en el estudio de los procesos mentales internos de las personas, como el pensamiento, la memoria, la resolución de problemas y el lenguaje, para comprender el comportamiento humano. Postula que nuestros pensamientos influyen en nuestras emociones y acciones.
¿Quiénes son algunos de los pioneros de la Teoría Cognitiva?
Aunque tiene raíces filosóficas antiguas (Platón, Descartes), figuras clave en su desarrollo formal incluyen a Ulric Neisser (quien acuñó el término), Noam Chomsky (crítica al conductismo), Herbert Simon y Allen Newell (IA) y Donald Broadbent (Teoría de la Información). En el ámbito terapéutico, destacan Albert Ellis y Aaron Beck.
¿En qué áreas de la psicología se aplica la Teoría Cognitiva?
Se aplica ampliamente en psicología anormal (tratamiento de trastornos como ansiedad y depresión), psicología social (comprensión de la percepción social y el comportamiento grupal) y psicología del desarrollo (cómo cambian los procesos de pensamiento a lo largo de la vida, teoría de la mente).
¿Es efectiva la Terapia Cognitiva?
Sí, la terapia cognitiva, a menudo combinada con elementos conductuales en la Terapia Cognitivo-Conductual (CBT), ha demostrado ser muy efectiva en el tratamiento de una amplia gama de problemas psicológicos, a menudo con resultados duraderos.
¿Cuál es una de las principales críticas a la Teoría Cognitiva?
Una crítica fundamental es su dificultad para establecer la causalidad: ¿los pensamientos defectuosos causan el trastorno psicológico, o el trastorno causa los pensamientos defectuosos? La teoría a menudo describe la correlación, pero la dirección de la influencia puede ser ambigua.
¿Cómo se relaciona la Teoría Cognitiva con la Terapia Cognitivo-Conductual (CBT)?
La CBT es una forma de terapia que integra principios de la teoría cognitiva (cambiar patrones de pensamiento) con principios de la terapia conductual (cambiar comportamientos). Es una de las aplicaciones clínicas más importantes y exitosas de la teoría cognitiva.
¿La Teoría Cognitiva ignora las emociones o el inconsciente?
Aunque se centra en los procesos de pensamiento conscientes, la teoría cognitiva reconoce la interacción entre pensamientos, emociones y comportamientos. Sin embargo, tiende a dar menos énfasis a los procesos inconscientes en comparación con las teorías psicodinámicas.
Conclusión
Los argumentos fundamentales de la teoría cognitiva tienen sus raíces en el trabajo de filósofos como Platón y René Descartes. Sin embargo, fue gracias a desarrollos clave como la Segunda Guerra Mundial, el avance de la IA y la revolución cognitiva que la teoría se formalizó y consolidó. Esta perspectiva teórica encuentra importantes aplicaciones en la psicología anormal, del desarrollo y social.
La aplicación más significativa de la teoría ha sido en la resolución de problemas en la psicología anormal, incluyendo trastornos de ansiedad y desórdenes depresivos. También ha sido fundamental en la corrección de comportamientos negativos a través de la Terapia Cognitivo-Conductual (CBT). Aunque numerosos estudios ofrecen evidencia sólida que respalda la teoría y demuestra mejores resultados en personas que se someten a terapia cognitiva, la teoría presenta debilidades, como la incapacidad para diferenciar de manera concluyente si los pensamientos defectuosos son la causa de las enfermedades mentales o una consecuencia de ellas. A pesar de estas limitaciones, la teoría cognitiva sigue siendo una fuerza dominante y valiosa en la psicología contemporánea, ofreciendo herramientas poderosas para comprender y modificar la experiencia humana.
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