What did Gustav Fritsch discover?

Fritsch y Hitzig: Pioneros del Cerebro Motor

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Antes de 1870, la comprensión de cómo el cerebro controlaba el cuerpo era un mosaico de ideas filosóficas, observaciones clínicas y estudios anatómicos, a menudo sin una base experimental sólida. Se debatía si el cerebro actuaba como una unidad indivisa o si diferentes regiones tenían funciones específicas. Las teorías sobre la localización de funciones existían, pero carecían de la prueba empírica directa en un cerebro sano y activo. Figuras como Thomas Willis en el siglo XVII habían realizado importantes avances en la anatomía cerebral, y más tarde, Franz Joseph Gall, aunque controvertido con su frenología, popularizó la idea de que distintas áreas del cerebro estaban asociadas con diferentes capacidades o rasgos. Otros, como Paul Broca y John Hughlings Jackson, habían inferido la localización funcional (lenguaje, control motor) basándose en el estudio de pacientes con lesiones cerebrales o trastornos como la epilepsia. Emanuel Swedenborg también había postulado ideas sobre la organización cerebral, aunque desde una perspectiva más mística y filosófica.

¿Qué descubrieron Gustav Fritsch y Eduard Hitzig?
En 1870 Gustav Fritsch y Edvard Hitzig demostraron que la estimulación eléctrica de la corteza cerebral de un perro producía movimientos .

En este contexto de debate y conocimiento fragmentado, irrumpió un experimento que cambiaría para siempre la forma en que entendemos la relación entre el cerebro y el movimiento: el trabajo de los fisiólogos Gustav Fritsch y Eduard Hitzig. Publicado en 1870, su estudio en perros proporcionó una evidencia experimental crucial y contundente que sentó las bases de la neurociencia moderna, particularmente en lo que respecta a la corteza cerebral y su papel en la función motora.

El experimento de Fritsch y Hitzig fue notable por su simplicidad, precisión y la claridad de sus resultados. Trabajando con perros a los que se les había expuesto una pequeña área de la corteza cerebral, aplicaron una débil estimulación eléctrica en puntos específicos de esta superficie utilizando electrodos finos. La idea de usar electricidad para interactuar con tejidos biológicos no era completamente nueva (Luigi Galvani ya había trabajado con nervios y músculos y se sabía que la electricidad podía afectar el cuerpo), pero aplicarla de manera controlada y sistemática directamente sobre la superficie de la corteza cerebral de un mamífero vivo para observar respuestas de comportamiento (movimiento) sí lo era y representaba un avance metodológico significativo.

Lo que Fritsch y Hitzig observaron fue revolucionario y sorprendentemente consistente. Descubrieron que la estimulación de diferentes puntos dentro de una región específica del lóbulo frontal de la corteza provocaba movimientos predecibles y repetibles en partes contralaterales (opuestas) del cuerpo del perro. Estimular un punto podía mover una pata delantera, otro punto una pata trasera, otro punto la cara, y así sucesivamente. Estos movimientos no eran convulsiones generalizadas o respuestas caóticas, sino contracciones musculares coordinadas que se asemejaban a movimientos voluntarios, aunque involuntariamente inducidos por la estimulación.

Este hallazgo tuvo múltiples implicaciones fundamentales, abordando directamente varios debates de la época y proporcionando la primera evidencia experimental sólida para:

1. La implicación directa y causal de la corteza cerebral en la función motora. Hasta entonces, se creía que estructuras subcorticales, como los ganglios basales o el cerebelo, eran los principales centros de control del movimiento voluntario, con la corteza teniendo un papel más "intelectual" o sensorial superior. Fritsch y Hitzig mostraron que la corteza misma era capaz de iniciar y controlar movimientos específicos.

2. La excitabilidad eléctrica de la corteza cerebral. Demostraron que la corteza, a diferencia de lo que algunos fisiólogos creían (pensando que solo la médula espinal y el tronco encefálico eran eléctricamente excitables de esta manera), respondía activamente a estímulos eléctricos débiles, generando señales que podían transmitirse a través de las vías nerviosas para producir respuestas musculares.

3. La representación topográfica en el cerebro. El hecho de que puntos adyacentes en la superficie cortical controlaran partes adyacentes del cuerpo (por ejemplo, estimular un punto movía un dedo, y un punto muy cercano movía la mano) sugería la existencia de un "mapa" somatotópico, una representación espacial organizada del cuerpo en la superficie cortical. Esta organización mapeada fue una revelación sobre cómo el cerebro organiza el control del movimiento.

4. La localización funcional en diferentes regiones de la corteza cerebral. El experimento demostró inequívocamente que una función específica, el control del movimiento voluntario, estaba localizada en un área particular y bien definida de la corteza (la región que estimularon es lo que hoy conocemos como la corteza motora primaria, ubicada en el lóbulo frontal). Esto fue un golpe decisivo contra las teorías que veían el cerebro como una masa indiferenciada funcionando como un todo.

El impacto del trabajo de Fritsch y Hitzig fue inmediato y profundo en la comunidad científica. Proporcionó la base empírica que se necesitaba para validar la idea de la localización funcional y, lo que es más importante, demostró una metodología experimental (la estimulación cortical directa) que podía usarse de manera efectiva para investigar la función cerebral en organismos vivos. Abrió la puerta a un mapeo más detallado y sistemático de la corteza. Científicos como David Ferrier en el Reino Unido rápidamente adoptaron y expandieron esta técnica, mapeando no solo áreas motoras sino también sensoriales (auditivas, visuales, táctiles) en diferentes especies de mamíferos, incluyendo primates, lo que fortaleció enormemente la teoría de la localización funcional y la representación topográfica.

La confirmación experimental de la localización funcional en la corteza motora fue un punto de inflexión. Dejó atrás gran parte de las especulaciones y las inferencias basadas únicamente en la anatomía post-mortem o la patología clínica, e inauguró una era de investigación empírica en la que se podían probar hipótesis sobre la función de áreas cerebrales específicas mediante la experimentación directa y controlada. Esta demostración de que diferentes partes del cerebro "hacen" cosas diferentes de una manera organizada es uno de los principios organizativos fundamentales de la neurociencia moderna y ha guiado la investigación y la práctica clínica desde entonces.

Para poner en contexto el avance que supuso el trabajo de Fritsch y Hitzig, consideremos algunas de las ideas que les precedieron y cómo su experimento proporcionó la pieza experimental faltante:

Figura HistóricaIdea Principal (Relacionada con el Cerebro)Época
Thomas WillisAnatomía cerebral detallada, vinculó algunas funciones a estructuras específicas, pero no localización cortical precisa.Siglo XVII
Emanuel SwedenborgPostuló la localización de funciones en la corteza y la organización en mapas, pero sin base experimental rigurosa.Siglo XVIII
Franz Joseph GallFrenología: Propuso que la personalidad y habilidades estaban localizadas en "órganos" corticales, idea de localización popularizada pero método pseudocientífico y sin base experimental.Principios Siglo XIX
Paul BrocaLocalización del centro del lenguaje (área de Broca) en el lóbulo frontal izquierdo, basada en estudios post-mortem de pacientes con afasia. Evidencia clínica, no experimental directa en vivo.Mediados Siglo XIX
John Hughlings JacksonDescribió la "marcha jacksoniana" de las convulsiones epilépticas, infiriendo una organización jerárquica y topográfica del sistema motor en el cerebro, pero sin demostración experimental directa.Mediados/Finales Siglo XIX
Fritsch y HitzigDemostración experimental directa y reproducible de la localización funcional y excitabilidad eléctrica de la corteza motora mediante estimulación en vivo.1870

Este experimento no solo fue un logro científico en sí mismo por sus hallazgos sobre la corteza motora, sino que también catalizó la investigación futura al validar una metodología poderosa. Inspiró a generaciones de neurocientíficos a explorar la complejidad del cerebro mediante métodos experimentales rigurosos, sentando las bases para técnicas modernas de mapeo cerebral.

Preguntas Frecuentes (FAQ)

¿Fue el experimento de Fritsch y Hitzig el primero en usar estimulación eléctrica en el cerebro?
No fue el primer uso de electricidad en relación con el sistema nervioso en general (Galvani lo hizo con nervios y músculos), pero sí fue pionero en aplicar sistemáticamente la estimulación eléctrica *directamente sobre la superficie de la corteza cerebral* de un mamífero vivo para investigar su *función motora* y demostrar la localización de manera experimental.

¿Qué significa exactamente "representación topográfica"?
Se refiere a un mapa ordenado. En el caso de la corteza motora (y otras áreas sensoriales), significa que los puntos estimulados o las neuronas en la superficie cortical se corresponden con partes específicas del cuerpo o del espacio sensorial (como la retina o la cóclea) de una manera organizada espacialmente, manteniendo una especie de "mapa" del mundo exterior o del propio cuerpo en el cerebro.

¿Por qué su trabajo es considerado un hito para la neurociencia moderna?
Porque proporcionó la primera prueba experimental sólida y reproducible en mamíferos vivos de principios fundamentales como la localización funcional de una capacidad compleja (movimiento voluntario) en la corteza y la excitabilidad eléctrica de esta. Esto validó una metodología empírica que se convirtió en estándar y marcó una transición fundamental de la especulación y la inferencia clínica a la experimentación directa en el estudio del cerebro.

¿Qué implicaciones tuvo esto para la medicina?
Comprender que funciones específicas residen en áreas concretas del cerebro ha sido fundamental para el diagnóstico y tratamiento de trastornos neurológicos. Permitió a los médicos localizar lesiones responsables de déficits motores o sensoriales y guió el desarrollo de la neurocirugía, permitiendo intervenciones más precisas al saber qué áreas evitar o tratar. También sentó las bases para técnicas de estimulación cerebral utilizadas hoy en día.

En conclusión, el experimento de Gustav Fritsch y Eduard Hitzig en 1870 fue un momento decisivo en la historia de la neurociencia. Su demostración de que la estimulación eléctrica de puntos específicos de la corteza cerebral de un perro producía movimientos localizados proporcionó la prueba empírica largamente buscada de la localización funcional y la representación topográfica en la corteza. Este hito no solo reveló la naturaleza eléctrica y organizada del control motor cerebral, sino que también estableció la estimulación experimental como una herramienta poderosa para investigar el cerebro, allanando el camino para futuras investigaciones que continuarían mapeando las intrincadas funciones de la corteza cerebral y consolidando las bases de la neurociencia como una disciplina experimental rigurosa y basada en la evidencia.

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Jesús Porta Etessam

Soy licenciado en Medicina y Cirugía y Doctor en Neurociencias por la Universidad Complutense de Madrid. Me formé como especialista en Neurología realizando la residencia en el Hospital 12 de Octubre bajo la dirección de Alberto Portera y Alfonso Vallejo, donde también ejercí como adjunto durante seis años y fui tutor de residentes. Durante mi formación, realicé una rotación electiva en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center.Posteriormente, fui Jefe de Sección en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid y actualmente soy jefe de servicio de Neurología en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Tengo el honor de ser presidente de la Sociedad Española de Neurología, además de haber ocupado la vicepresidencia del Consejo Español del Cerebro y de ser Fellow de la European Academy of Neurology.A lo largo de mi trayectoria, he formado parte de la junta directiva de la Sociedad Española de Neurología como vocal de comunicación, relaciones internacionales, director de cultura y vicepresidente de relaciones institucionales. También dirigí la Fundación del Cerebro.Impulsé la creación del grupo de neurooftalmología de la SEN y he formado parte de las juntas de los grupos de cefalea y neurooftalmología. Además, he sido profesor de Neurología en la Universidad Complutense de Madrid durante más de 16 años.

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