¿Cuál es la teoría de René Descartes?

La Mente Según Descartes

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La relación entre la mente y el cuerpo ha sido, y sigue siendo, uno de los grandes enigmas de la filosofía y la ciencia. Arthur Schopenhauer la describió poéticamente como «el nudo del mundo», una metáfora que ilustra perfectamente su complejidad y la dificultad para desatarla. Este problema fundamental puede plantearse de diversas maneras: ¿Es la mente una entidad inmaterial, etérea, separada del cuerpo y capaz de controlarlo? ¿O es, por el contrario, simplemente una función del cerebro físico? ¿Podría ser algún otro tipo de entidad que aún no comprendemos completamente? A lo largo de la historia, pensadores de distintas épocas han ofrecido respuestas variadas, y una de las más influyentes, sin duda, provino del filósofo y matemático francés René Descartes.

¿Qué decía René Descartes sobre la mente?
René Descartes (1596-1650) creía que la mente ejercía control sobre el cerebro a través de la glándula pineal: La relación que postuló entre el cuerpo y la mente es llamada dualismo cartesiano o dualismo de sustancias. Sostuvo que la mente era distinta de la materia, pero podría influir en la materia.
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El Planteamiento de Descartes: Dos Substancias Distintas

René Descartes abordó profundamente este problema en sus célebres Meditaciones metafísicas. Su objetivo era comprender cómo aspectos inmateriales y aparentemente no físicos como la conciencia, el pensamiento, la libertad, las ideas o el libre albedrío podían estar vinculados o interactuar con el mundo material y físico, tal como la ciencia de su tiempo empezaba a describirlo. Para Descartes, la respuesta inicial radicaba en postular la existencia de dos tipos de entidades o «substancias» fundamentalmente distintas: la mente (o alma, o res cogitans) y el cuerpo (o materia, o res extensa).

Según Descartes, la mente y el cuerpo poseen naturalezas esencialmente diversas y operan bajo principios radicalmente distintos. La mente está intrínsecamente ligada al acto de pensar; su esencia es el pensamiento. No tiene una ubicación espacial definida, no ocupa lugar en el mundo físico, y su comportamiento se caracteriza por la libertad y la capacidad de decidir de manera autónoma. Es el reino de la conciencia, la razón, la voluntad y las ideas.

El cuerpo, en contraste, es una entidad que sí está situada en el espacio; su esencia principal es la extensión (ocupar espacio). No posee pensamiento ni conciencia inherente. Su funcionamiento está completamente gobernado por las leyes del movimiento y la mecánica, actuando de manera predecible y determinada, similar a una máquina compleja. Es el reino de lo físico, lo medible, lo observable por los sentidos.

El problema surge precisamente de esta distinción tan marcada: si mente y cuerpo son tan radicalmente diferentes, ¿cómo es posible que interactúen? ¿Cómo puede algo inmaterial y libre influir en algo material y determinado por leyes naturales? Y a la inversa, ¿cómo pueden los eventos físicos del cuerpo afectar las experiencias conscientes de la mente?

El Interaccionismo Dualista y la Glándula Pineal

Para resolver el enigma de cómo estas dos substancias radicalmente distintas interactúan en un ser humano individual, Descartes propuso lo que se conoce como interaccionismo dualista. En su visión, aunque la mente y el cuerpo son entidades separadas en su naturaleza, en cada persona están íntimamente unidos y se influyen mutuamente de forma constante. La mente puede causar efectos en el cuerpo (como cuando la voluntad de mover un brazo resulta en el movimiento físico del brazo), y el cuerpo puede afectar a la mente (como cuando una herida física causa dolor, una experiencia mental).

Sin embargo, la gran pregunta seguía siendo el mecanismo de esta interacción. ¿Cómo ocurre esta causalidad cruzada entre lo inmaterial y lo material? Descartes, buscando un punto de conexión físico dentro del cuerpo donde esta interacción pudiera tener lugar, postuló que ambos interactuaban en una pequeña estructura situada en la base del cerebro: la glándula pineal. Según su hipótesis, la mente ejercería su influencia sobre el cuerpo, y recibiría información de él, a través de esta glándula particular. Creía que, al ser una estructura única en el cerebro (a diferencia de otras que son pares), podría servir como el asiento principal del alma racional y el punto focal donde los pensamientos y la voluntad inmateriales se traducían en acciones físicas, y donde las sensaciones físicas se convertían en experiencias conscientes.

Esta hipótesis de la glándula pineal fue un intento de Descartes de usar el conocimiento científico de su época para resolver un problema que él mismo había formulado en términos metafísicos. No obstante, esta solución pronto se encontró con objeciones y no satisfizo a muchos pensadores posteriores.

Críticas y Respuestas Filosóficas Posteriores

El propio Descartes, a pesar de su brillantez, dedicó tiempo a estudios anatómicos, realizando disecciones de animales en un esfuerzo por comprender mejor la relación cuerpo-mente y, quizás, validar su hipótesis del dualismo interaccionista. Sin embargo, el problema persistió y la cuestión de cómo lo inmaterial interactúa con lo material (o viceversa) siguió sin una respuesta ampliamente aceptada.

A medida que el conocimiento científico, particularmente en anatomía y fisiología, avanzaba, la hipótesis cartesiana de la glándula pineal como sede de la interacción mente-cuerpo se volvió cada vez más insostenible desde un punto de vista empírico. Además, muchos filósofos posteriores criticaron la idea misma de que se pudiera resolver un problema metafísico fundamental simplemente apelando a una estructura física particular.

Las principales críticas se centraron en la dificultad conceptual de explicar cómo una entidad sin propiedades físicas (la mente cartesiana) podría ejercer causalidad sobre una entidad física (el cuerpo), o cómo una entidad física podría causar experiencias en una entidad no física. Los pensadores materialistas, por ejemplo, argumentaron que la única forma coherente de entender cómo la mente puede afectar la materia es si la mente misma es, en última instancia, una forma de materia o energía física.

Por otro lado, los filósofos idealistas tendieron a invertir la relación. En lugar de ver la mente como algo que interactúa con una realidad material independiente, propusieron que la mente es fundamentalmente intencional, es decir, que su actividad principal es dar sentido, construir o proyectar la realidad que percibimos como "material". Desde esta perspectiva, el mundo físico no existe independientemente de la mente, sino que es una construcción de la conciencia. Sin embargo, explicar el mecanismo preciso de esta "construcción" mental del mundo se convirtió en un nuevo y complejo desafío filosófico.

La diversidad de respuestas al problema mente-cuerpo después de Descartes llevó a la formulación de varias posturas filosóficas importantes. Los filósofos poscartesianos, al responder al desafío del dualismo, se pueden agrupar en diferentes corrientes principales:

Las Principales Corrientes Poscartesianas sobre la Relación Mente-Cuerpo

Tras el influyente planteamiento de Descartes, la filosofía de la mente y la metafísica exploraron distintas vías para abordar el problema de la relación entre lo mental y lo físico. Las respuestas, aunque diversas, a menudo se agrupan en categorías que buscan superar las dificultades del dualismo cartesiano o proponer alternativas radicales. A continuación, se presentan las principales posturas mencionadas:

  • a) Fisicalistas o Materialistas: Esta corriente sostiene que la mente y el cuerpo no son, en realidad, entidades distintas en un sentido fundamental. Desde esta perspectiva, lo mental es reducible a lo físico. La mente es considerada una entidad o substancia completamente física y material. Los procesos mentales (pensamientos, sentimientos, conciencia) son, en esencia, procesos cerebrales o algún otro tipo de fenómeno físico. No hay una substancia inmaterial separada.
  • b) Idealistas: A diferencia de los materialistas, los idealistas postulan que la realidad fundamental es de naturaleza mental, no material. Para ellos, el cuerpo físico que percibimos, y de hecho todo el mundo material, es una especie de ilusión o, más precisamente, una construcción de la mente. Solo la mente, la conciencia o el espíritu existen realmente. El mundo material es proyectado o construido por la mente, y su orden y estructura provienen de la actividad mental intencional.
  • c) Monistas: El monismo, en general, es la postura que afirma que solo hay una substancia o realidad fundamental, a diferencia del dualismo de Descartes que postula dos. Dentro del monismo, existen diferentes variantes (monismo materialista, monismo idealista, etc.). En el contexto de la relación mente-cuerpo, el monismo puede referirse a la idea de que la realidad comprende a la vez aspectos físicos y mentales, pero que estos no son substancias separadas, sino quizás dos caras de una misma moneda o dos atributos de una única substancia fundamental. No se trata de reducir uno al otro, sino de verlos como inseparables.
  • d) Epifenomenistas: Esta posición es una forma particular de dualismo o, a veces, considerada cercana al materialismo. Los epifenomenistas sostienen que el cuerpo (o los procesos físicos del cerebro) puede afectar a la mente (causar experiencias conscientes), pero la mente no puede afectar al cuerpo. Los estados mentales son vistos como "epifenómenos", es decir, subproductos o efectos colaterales de los procesos físicos del cerebro, de la misma manera que el humo es un subproducto del fuego. El humo es causado por el fuego, pero el humo no puede causar el fuego. De forma similar, la conciencia es causada por el cerebro, pero la conciencia no puede causar acciones físicas.

Tabla Comparativa: Respuestas Poscartesianas

Corriente FilosóficaRelación Mente-CuerpoNaturaleza de la MenteNaturaleza del Cuerpo/Materia
Fisicalismo/MaterialismoNo son fundamentalmente distintos. La mente es física.Física, material (procesos cerebrales).Física, material.
IdealismoEl cuerpo es una construcción de la mente.Fundamental, única realidad existente.Ilusión o construcción mental.
MonismoAspectos inseparables de una única realidad.Aspecto de la realidad fundamental.Aspecto de la realidad fundamental.
EpifenomenismoEl cuerpo afecta a la mente, pero no al revés.Subproducto (epifenómeno) de procesos físicos.Física, causalmente primaria sobre la mente.

Preguntas Frecuentes sobre Descartes y la Mente

¿Qué es el problema mente-cuerpo?
Es el problema filosófico y científico que busca explicar la relación entre los procesos mentales (pensamiento, conciencia, sentimientos) y los estados físicos (el cerebro, el cuerpo). Se pregunta si son entidades separadas o si lo mental es una manifestación de lo físico.
¿Cómo plantea Descartes el problema mente-cuerpo?
Descartes lo plantea como la interacción entre dos substancias radicalmente distintas: la mente (pensamiento, inmaterial, libre) y el cuerpo (extensión, material, regido por leyes físicas). El problema es cómo pueden interactuar.
¿Cuál es la solución que propone Descartes?
Descartes propone el interaccionismo dualista, donde mente y cuerpo, aunque distintos, están unidos e influyen mutuamente en cada persona. Sugiere que esta interacción ocurre en la glándula pineal en el cerebro.
¿Qué es la glándula pineal según Descartes?
Según Descartes, la glándula pineal es el punto específico en el cerebro donde la mente inmaterial interactúa con el cuerpo material, permitiendo que la voluntad afecte al cuerpo y que las sensaciones del cuerpo sean percibidas por la mente.
¿Qué sucedió con la hipótesis de Descartes sobre la glándula pineal?
A medida que avanzó el conocimiento científico, la hipótesis específica de la glándula pineal como sede de la interacción mente-cuerpo perdió apoyo. Filósofos y científicos encontraron dificultades para explicar cómo una substancia inmaterial podría interactuar con una física incluso en ese punto.
¿Cuáles son algunas alternativas al dualismo cartesiano?
Las principales alternativas mencionadas incluyen el fisicalismo (la mente es física), el idealismo (la materia es una construcción mental), el monismo (mente y cuerpo son aspectos de una única realidad) y el epifenomenismo (el cuerpo afecta a la mente, pero la mente no afecta al cuerpo).

El legado de Descartes en la filosofía de la mente es innegable. Aunque su solución particular al problema mente-cuerpo fue ampliamente debatida y eventualmente superada por el avance científico y nuevas propuestas filosóficas, fue él quien formuló el problema de manera clara y profunda para la filosofía moderna, estableciendo un marco (el dualismo de substancias) que sirvió como punto de partida, ya sea para construir sobre él o para refutarlo. La búsqueda de desatar el «nudo del mundo» que es la relación mente-cuerpo continúa siendo un área activa de investigación tanto en la filosofía como en las neurociencias contemporáneas.

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Jesús Porta Etessam

Soy licenciado en Medicina y Cirugía y Doctor en Neurociencias por la Universidad Complutense de Madrid. Me formé como especialista en Neurología realizando la residencia en el Hospital 12 de Octubre bajo la dirección de Alberto Portera y Alfonso Vallejo, donde también ejercí como adjunto durante seis años y fui tutor de residentes. Durante mi formación, realicé una rotación electiva en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center.Posteriormente, fui Jefe de Sección en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid y actualmente soy jefe de servicio de Neurología en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Tengo el honor de ser presidente de la Sociedad Española de Neurología, además de haber ocupado la vicepresidencia del Consejo Español del Cerebro y de ser Fellow de la European Academy of Neurology.A lo largo de mi trayectoria, he formado parte de la junta directiva de la Sociedad Española de Neurología como vocal de comunicación, relaciones internacionales, director de cultura y vicepresidente de relaciones institucionales. También dirigí la Fundación del Cerebro.Impulsé la creación del grupo de neurooftalmología de la SEN y he formado parte de las juntas de los grupos de cefalea y neurooftalmología. Además, he sido profesor de Neurología en la Universidad Complutense de Madrid durante más de 16 años.

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